Seréis mis testigos

El 4 de noviembre de 1946 se fundó la Universidad Católica del Ecuador, la que años más tarde, por decisión de san Juan XXIII, será elevada a la categoría de Pontificia. Los principales actores de la fundación fueron el arzobispo de Quito Carlos María de la Torre y el padre jesuita Aurelio Espinosa Pólit, sin mencionar los promotores seglares de este acontecimiento. Al organizarse la nueva institución se le dio un sello en que figura una Cruz asentada sobre la línea ecuatorial de un globo terráqueo con la efigie de América, le rodea un círculo en que se lee “Seréis mis testigos”. Estas palabras fueron dirigidas por Jesús a sus discípulos antes de su Ascensión al cielo, con ello los fundadores de la PUCE querían manifestar que no se trataba de una universidad como cualquier otra, sino que tenía una misión especial, basada en un mandato del fundador de la Iglesia. Esta realidad se concretaba en el Art. 1º de sus Estatutos; allí se sostiene que la formación “intelectual y moral profunda” de la juventud estará “inspirada en los principios del Catolicismo”.

Al conmemorar los 75 años de tan respetable institución vemos que en su nuevo sello ya no aparece el mandato de Jesús y que la cruz ha perdido su imagen tradicional para convertirse en una especie de rosa de los vientos. Este icono refleja el cambio sutil que se encuentra en el nuevo estatuto aprobado en 2019; allí, en el Art.5 se dice que la PUCE

“se inspira en los principios cristianos”, pequeña variación debida, tal vez, a que la palabra “catolicismo” suena arcaica.

Al alegrarnos por este aniversario y felicitar a todos los miembros de la PUCE auguramos que sigan fieles a lo afirmado en el mismo Art. 5: La PUCE “propicia el diálogo de las diversas disciplinas con la fe, la reflexión sobre los grandes desafíos morales y religiosos y la praxis cristiana”. Y que lo sigan haciendo por muchísimos años más, en bien de la Patria y de la Iglesia Católica, con el fortalecimiento de esa fe, el mayor don que puedan dar a la juventud en un mundo que reniega de Cristo y odia a sus discípulos.