Se le acaba la confianza

Salvatore Foti

El principal capital político de un presidente de la República es su palabra y su credibilidad. Estos dos grandes recursos se obtienen a través de políticas públicas que impacten positivamente en la vida de la gente. Así que las obras y mejoras en nuestras vidas debemos sentirlas de primera mano y nosotros mismos hablar bien de nuestros gobernantes, pues la gente no es tonta. Sin embargo, los mandatarios más recientes y más ‘figuretti’ han pretendido y siguen pretendiendo engañar al pueblo con mentiras y falsas promesas. El actual presidente no está exento de dicha práctica, puesto que nos prometió bajar impuestos, derrotar a la delincuencia y crear trabajo. Sin embargo, desde el primero de abril nos subirá el IVA e incluso se le escapó, a uno de sus funcionarios, que planean eliminar subsidios de los combustibles. Pero, como si esto fuera poco, la otra mentira es que la delincuencia sigue igual o peor que antes y jamás estuvimos bien, pues los secuestros, extorsiones y asesinatos siguen a la orden del día. Además, si fuéramos objetivos, deberíamos admitir que Fito se le fugó justamente a este gobierno y que esto es lo opuesto a combatir la criminalidad.

Sobre la creación de nuevos puestos de trabajo, lo único cierto es que los números del Ejecutivo chocan con los datos del IESS, que hablan de una caída en el empleo pero sobre todo ignoran la realidad que da cuenta de desempleo y altos índices de pobreza a nivel nacional.

Por todo esto, podemos afirmar que a muchos se les acaba la confianza hacia el presidente, que resulta que nos está engañando con el afán de ganar la consulta y ser reelecto, ignorando por completo la capacidad de entender la realidad que tiene la población .

Parece no haber aprendido nada de sus antecesores, sobre todo de Lasso, quien no solamente perdió la consulta sino que hoy no tiene los números para volver a la política. Daniel Noboa debe empezar a mostrarnos lo capaz que es y cuál es la visión que tiene para el país, pues muchos empezamos a pensar  que no tiene idea de a dónde quiere llevarnos. Esto sería imperdonable por el Ecuador que hoy en día no se puede permitir tener al enésimo improvisado e irresponsable en Carondelet.