Salto al vacío

Únicamente en tanto tiene relación directa con el tema que abordo en este artículo, doy a conocer con modestia la gran satisfacción que sentí cuando se me informó que había sido nombrado miembro del Consejo Editorial del Instituto de Información Científica en Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de Rusia.

Se acrecentó esta complacencia al leer — como lo reseñó La Hora el 25 de febrero de 2022, con información de EFE—que, en carta abierta editada en el parisino Le Monde, 664 científicos rusos —encabezados por miembros de dicha Academia y el Nobel de Física Konstantín Novosiólov—, declararon frente a los ataques que está sufriendo Ucrania: “Protestamos contra los actos de guerra sin justificación racional y exigimos su cese”.

Este colectivo intelectual complementó sus exhortaciones en estos términos: “Guerra injusta y absurda, decisión fatal que causará la muerte de gran número de personas, un paso al vacío. Con dolor vemos que nuestro país, cuyo rol en la derrota del nazismo fue decisivo, se ha condenado con esta guerra al aislamiento internacional y a un destino de país paria. Esto significa que nosotros, investigadores, no podremos hacer ya nuestras investigaciones con normalidad, pues el avance científico es impensable sin una cooperación profunda con países colegas”.

Me solidarizo con los pronunciamientos de los científicos en referencia, que se han alineado con los postulados de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, en cuyo Art. 2, principios 3 y 4, dispone, con el carácter de vinculante, a los miembros de la organización mundial, que se arreglen las controversias internacionales por medios pacíficos y que se abstengan de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado.

Una vez superada la Guerra Fría, lo recomendable es ir adelante, defender la paz, la libertad y la democracia.