El retorno de la cívica y la ética

Rosalía Arteaga Serrano

Buena parte de los padres y madres de familia, pero también de docentes ecuatorianos, han venido insistiendo ante los gobiernos de turno en restablecer las cátedras de Cívica y Ética en la educación formal ecuatoriana. También se menciona a la Lógica entre aquellas asignaturas que desaparecieron del pénsum de estudios de los colegios.

Parece que la iniciativa de la legisladora Dallyana Passailaigue en torno a este tema cobra vigencia y se hará realidad para el período lectivo 2024-2025.

Desde siempre hemos insistido en la necesidad de que ese binomio fundamental que es la casa y la escuela asuma de verdad su responsabilidad de formar a los niños y a los jóvenes. Eso significaría trabajar en la integralidad de un proceso que no puede dejar de lado los valores y tomar consciencia de que la sociedad requiere de personas cuyo accionar se enmarque en aquellos valores que son la base de la convivencia pacífica.

Esta necesidad se vuelve cada vez más imperiosa al ver que en nuestro país la carencia de valores ha creado una sociedad convulsionada por la corrupción en todos los niveles de actuación de las personas, y un escaso o nulo respeto por la vida, los bienes de los otros y la honra de los demás.

Es en este sentido que las clases de Ética, pero también el ejemplo que padres y maestros dan a sus hijos y discípulos, es fundamental. A su vez, la Cívica, que tiene por objeto inculcar el amor por el país en el que se nace, sin chauvinismos, tiene que también tocar temas relacionados con el cuidado de la casa grande que es el ambiente.

Desde luego la Lógica, que tiene que ver con la coherencia del pensamiento, se plantea también como una de aquellas asignaturas que deben regresar al currículo. Ojalá ello aporte sindéresis al pensamiento de los políticos y brinde instrumentos adecuados para la construcción del pensamiento y de la forma de actuar de los ciudadanos.