Sin entusiasmo

Rodrigo Santillán Peralbo

El próximo 15 de octubre, el pueblo acudirá a las urnas, para con su voto decidir si elige un presidente o una presidenta de la República. Estas elecciones son consecuencia de la muerte cruzada decretada por el mandatario Guillermo Lasso, cuando disolvió la Asamblea Nacional y adelantó los comicios presidenciales y legislativos, seguramente, sin pensar en las consecuencias de tal acto.

Daniel Noboa de ADN y Luisa González de Revolución Ciudadana, son los candidatos presidenciales finalistas que no han logrado convencer, y menos entusiasmar al electorado que, en su mayoría, permanece impasible debido a las constantes frustraciones que ha padecido al constatar que los elegidos, nunca o muy rara vez cumplen con alguna de sus abundantes ofertas y promesas de campaña, situación que ha conducido al aumento de los indecisos.

El propio proceso electoral se ha desarrollado entre las tibiezas de la apatía y las pocas intervenciones masivas del electorado. Al parecer los candidatos no han despertado abundantes simpatías, ni han conseguido entusiasmar a las masas a tal punto que, si el sufragio no fuese obligatorio, el número de votos sería muy reducido, porque no existe activismo partidario y menos definiciones ideológicas y políticas que despierten a los posibles sufragantes.

Tampoco ha existido una gran campaña electoral que motive al sufragante para que consigne su voto por tal o cual candidato, como tampoco ha habido una campaña que motive a la juventud que será decisiva en el proceso electoral del próximo domingo.

Los politólogos podrían definir nuevas estrategias que motiven a las masas a participar en los procesos electorales.A falta de entusiasmo y apatía general, serán las sanciones económicas las que obliguen a los ciudadanos concurrir a una urna.