Educación y derechos

Rodrigo Santillán Peralbo

Se ha iniciado el año escolar para Sierra y Amazonía con más de 1,8 millones de niños y adolescentes, pero se sostiene que 195.188 niños y adolescentes de entre 5 y 17 años han dejado de asistir a las escuelas, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) que, también señala que el 34,17% de estudiantes que abandonan las aulas son adolescentes de entre 16 y 17 años.

Los menores de edad han dejado de lado su formación académica, para dedicarse a trabajar y ayudar con los gastos del hogar. Esto es consecuencia de la pobreza y abandono que sufre el pueblo. Actualmente, 150 mil adolescentes trabajan en Ecuador, según el INEC.

Se debe recordar que la educación es un derecho fundamental y que sin educación no hay desarrollo sostenible, ni solidaridad y vivencia dentro de la ética individual y moral social. Si el Estado y sus gobiernos se preocuparan, verdaderamente, por el desarrollo continuo y sostenible del país, los procesos educacionales en todos los niveles, serían de fundamental y vital importancia y, por tanto, de privilegiada atención porque permite alcanzar la justicia social, la vivencia en armonía y el desarrollo personal y colectivo.

La educación posibilita la forja de la igualdad entre hombres y mujeres, para que se conviertan en sujetos de derechos fundamentales e irrenunciables que deben ser estudiados desde los primeros grados hasta los más altos niveles de la educación. Una persona que conoce sus derechos los exige y no los renuncia jamás.

Niños y adolescentes que concurren a centros educacionales deberían aprender el valor de los derechos y su práctica. Desde la infancia se debe vivir con derechos y aprender a exigir su respeto. Los derechos permiten la vivencia en igualdad, libertad y justicia social.