Repudio total

Rodrigo Santillán Peralbo

Fernando Villavicencio, uno de los ocho candidatos a la Presidencia de la República, fue vil y cobardemente asesinado. Terminaron con la joven vida de un gran ser humano de innegable futuro político, y que hizo suya la lucha contra la corrupción y el narcotráfico. No estaba entre los favoritos para ganar las elecciones, pero gozaba de respaldo ciudadano por sus persistentes denuncias sobre supuestos actos de corrupción cometidos en diferentes estamentos estatales y, también, por la penetración del narcotráfico en la política nacional, según públicas declaraciones.

Muchos son los que cuestionan a los poderes públicos, pero pocos son los que dicen y hacen, y uno de ellos fue F. Villavicencio que, a sus 59 años de edad, se había convertido en la voz y conciencia con suficiente valentía y poder, para cuestionar, a los diferentes estamentos directrices del Estado por “sus inacciones” que permitan enfrentar al crimen internacional organizado, por lo que un coronel en retiro de apellido Romo, afirmaba que el asesinado político era una amenaza para las organizaciones delictivas internacionales, de conformidad con declaraciones efectuadas a la AP.

Muy claramente y en varias oportunidades, Villavicencio sostenía que “la corrupción y la penetración del narcotráfico en instituciones públicas y privadas es fuerte” y añadía que no se debe descartar ninguna hipótesis de investigación. También declaraba que algún cartel internacional lo había amenazado de muerte. Los investigadores de este horrendo crimen, tienen en su poder suficientes pistas para perseguir y detener a los autores intelectuales y materiales del asesinato de F. Villavicencio que denunciaba la existencia de vínculos entre políticos y narcotraficantes. Nadie debe permitir caer en la violencia criminal.