Realidad e interculturalidad

Según la Constitución, el Estado ecuatoriano “de derechos” es intercultural. Tal denominación es confusa. ¿Realmente tenemos varias culturas? En el mundo contemporáneo la sociedad y la cultura cambian a gran velocidad. En los quinientos años de existencia social y política de nuestra región ciertamente nos hemos aculturado: tenemos en la mayoría una religión cristiana algo sincrética, un idioma español con permanentes quichuismos — especialmente en la Sierra—, gastronomía nacional parecida (consumismo los mismos productos), étnicamente somos mestizos. El sol y las marchas de resistencia nos queman por igual.

El proceso de comunicación e interacción entre personas o grupos con identidades específicas de culturas diversas se ha dado permanentemente, permitiéndose ideas y acciones de todos los grupos culturales: indígenas, afros, barriales, clubes deportivos y sociales. Desde luego hay un número mínimo de prejuiciados que no respetan la diversidad y otros a los que les fastidia el enriquecimiento mutuo o ajeno, origen de los conflictos. Por lo bajo hay blancos que se creen más blancos e indígenas más importantes que los susodichos blancos. Vencer los prejuicios es difícil, siempre existirán, como de costumbre habrá Stalines, Trumps, Castros, Maduros, Chávez, Correas, etc. Lo cierto es que encontraremos mejores y peores líderes y ciudadanos, pero jamás una persona o cultura deberá estar sobre otra.

Donde surgen las dificultades en nuestro país es por las desigualdades innegables en ciertas capas sociales, consecuencia de políticas exclusivistas, de luchas internas inútiles, de que no cambian los corazones de muchos de nuestros mandatarios, cuando los pueblos exigen rectificaciones que no pueden esperar. Basta de discursos es el grito. Parece que se acaba la paciencia. “! Ah, otra vez no!” fue, por última vez, el clamor de los discriminados racialmente en los Estados Unidos, y fueron oídos.

Las ideologías extremas y sus batallas culturales, que existen lamentablemente, no cumplen aquello de que la actividad más noble de la humanidad es la búsqueda de la verdad, la justicia y el conocimiento.