Italo Sotomayor Medina.
Bukele es de esos políticos que deberían ser objeto de estudio, especialmente cuando se trata de uno que mezcla dos interesantes estilos: autoritarismo y popularidad. Según datos publicados por la encuestadora CID Gallup, el presidente salvadoreño tiene una aprobación de desempeño del 86% y solo el 4% de sus habitantes considera que la corrupción es el principal problema en su país. Quizás, como él se ha encargado de decir y popularizar, los recursos siempre alcanzan cuando nadie los roba.
Pese a las inquietudes que Bukele despierta frente al manejo económico del país, su popularidad y aceptación no ha hecho más que crecer. Incluso después de haber invertido millones de dólares en criptomonedas, haberlas convertido en moneda de curso legal y las pérdidas que superan los 61 millones de dólares, sus números siguen muy por encima de cualquier otro mandatario de la región. Tampoco parece importarles sus tácticas para combatir la delincuencia, ni las críticas de organismos de derechos humanos que advierten de una futura y potencial crisis carcelaria. No sorprende entonces que al menos un 92.7% de la población, esté interesada en volver a votar por el en las próximas elecciones.
En este lado del planeta, se agradece vivir con seguridad, ante la avalancha desmedida de droga, narcotráfico y corrupción generalizada. La percepción positiva hacia Bukele no tiene otra causa que esta. El control de las maras y la reducción de las tasas de homicidios y otros delitos, ha traído tranquilidad a su país que hace apenas unos años, engrosaba la lista de los lugares más peligrosos del planeta. ¿Cómo lo hizo? Mediante reformas legales, aprovechando la mayoría oficialista en el Legislativo, decretando el estado de excepción y principalmente, controlando la comunicación del gobierno. Bueno o malo, ha dado resultados.
No puede negarse que Bukele es una especie de ‘populista millenial’. Es adorado e idolatrado por los jóvenes que ven en él una imagen ‘cool’ y desenfadada del ejercicio del poder. Esos mismos jóvenes son los que lo hicieron presidente y lo mantienen siendo ‘trending topic’. Lo cierto es que el presidente salvadoreño ha logrado lo que sigue siendo una tarea pendiente para muchos otros estados, pese a las acusaciones de abuso de poder y actitudes que pueden resultar dictatoriales. De allí que en su país y en el resto del continente, más allá de las críticas, los ciudadanos priorizan vivir en paz, pese a que eso signifique reducir la democracia y los derechos civiles.
@ItaloSotomayor