Por 200 años más de feminismo

Independencia. Libertad. Dos palabras que nos llegan de sopetón cuando se habla de la conmemoración del Bicentenario. El 24 de mayo de 1822 sentó un precedente para la lucha independentista, fue un hito de victoria y la materialización del sueño de Bolívar.

Pero, la conmemoración de estos 200 años no debe quedarse únicamente en lo que ocurrió en las faldas del Pichincha. La liberación de América también puede leerse desde el despertar de la causa feminista. Mujeres como Manuela Espejo, Manuela Cañizares y Manuela Saénz fueron personajes influyentes por su pensamiento de reivindicación de la mujer.  ¡Vítores para las Manuelas! Quienes en una sociedad concebida desde lo masculino se atrevieron a perseguir sus ideales.

Estas y otras tantas mujeres hispanoamericanas se merecen un constante aplauso y reconocimiento por los espacios que ganaron, no para ellas, sino para todas nosotras. Desde el periodismo y la literatura se han consagrado plumas ardientes y altivas como la de Concepción Arenal, quién desmitificó a la mujer del arquetipo de “ángel del hogar” en su ensayo La mujer del porvenir; Emilia Pardo Bazán, precursora de la reivindicación femenina; Gabriela Mistral, la chilena que alcanzó el primer Premio Nobel de Literatura femenino. Tampoco se puede dejar de mencionar a personajes como la mexicana Rosario Castellanos o la aclamada Isabel Allende, que han inspirado a miles de mujeres latinoamericanas. Lo mismo con las ecuatorianas Mónica Ojeda y María Fernanda Ampuero, quienes con crudeza y sin tapujos, han utilizado la literatura para denunciar tremendos abusos y violencia de género.

Por esos espacios ganados, por esos pasos dados, es que quienes ahora celebramos el Bicentenario desde una visión feminista, no podemos retroceder. Se tiene la mala concepción de que el feminismo es la negación de lo masculino. Que la bandera de lucha es la exclusión del hombre. Cuando en realidad es una lucha contra el machismo, el patriarcado, la exclusión, la humillación y la estigmatización de la mujer. Es una lucha que, sin el apoyo e inclusión de los hombres, se mantendría en una guerra sin fin. No, no queremos guerras, queremos consensos y acuerdos.

Es así como, las mujeres que tenemos una voz, que contamos con una pluma, debemos seguir, no solo por nosotras, sino por todas. Escribamos otros 200 años de historia, una que siga el camino de la justicia y la equidad.