¿Podrá resistir Lasso?

El final del 2021 encontró a un presidente sin mucho margen de maniobra, pese a haber pasado su ley tributaria con las justas, ante una asamblea que, aunque dividida y sin un norte claro y en la parte más baja de su popularidad, sigue creyendo que todo estaba mejor antes, con presidentes que se dejaban chantajear -como Lenin Moreno- o los que hicieron del poder una herramienta para satisfacer sus más bajos instintos -como Rafael Correa-.

Desde el sector indígena sobrevuela el horizonte un ave de mal agüero, esperando que todo se destruya para alimentarse de los restos. Leonidas Iza cree que la única manera de que el Ecuador funcione es como una versión radical de la Camboya de los tiempos de los jémeres rojos y de las fosas comunes del sanguinario Pol Pot. Para Iza, la única manera de hacer las cosas es como él manda que se hagan: con el estallido, la barbarie y el comunismo indoamericano.

Como hierba mala, los correístas todavía creen que todo estaba mejor con su líder prófugo, a quien le seguirán iniciando procesos por su gestión presidencial, acaso la más corrupta de la historia. ¡Claro que estaban mejor! Pero, solo ellos. Todavía hay ilusos en el socialcristianismo que creen que una alianza entre el gobierno, ellos y el correísmo era la única manera de gobernar, como si de un pacto de la Moncloa se tratase, cuando lo que hubiese logrado Lasso es que, al final, esos cuervos le comiesen los ojos.

Los rumores del golpismo continúan. Iza llama a la insurrección y a deponer al gobierno, mientras Correa y Nebot creen que la fórmula es impedir gobernar a un mandatario al que perciben debilitado, por la escasez de operadores políticos y de cuadros sólidos, que habrían evitado un cogobierno con la extinta Democracia Popular.

Mientras tanto, en las calles y en las cárceles continúa la amenaza al Estado, por obra y gracia de los carteles mexicanos del narcotráfico. Son muy graves las denuncias del embajador de Estados Unidos sobre los “narcogenerales”. Estos temas siguen desestabilizando las estructuras gubernamentales.

¿Podrá resistir Lasso frente a tantas tentaciones golpistas de quienes lo quieren ver fuera? Desvaneció los Pandora Papers, pero el presidente tiene pocas opciones, como acercarse a sectores sociales y empresariales no comprometidos con el golpismo de personajes como Iza, que no soportan que haya “librepensadores” o quienes poseen patrimonio con esfuerzo y trabajo honesto, no por obra de la corrupción. Pero, a Lasso parece faltarle osadía para jugársela. Sería por el bien de los ecuatorianos.