Pobreza

Rodrigo Santillán Peralbo

Son tiempos difíciles con incierto futuro en los que la crisis económica, política y social es la constante. El próximo presidente, si no proviene de las derechas antipatria, en un año y medio de gestión, deberá enfrentarla y buscar todos los mecanismos que imposibiliten rodar hacia el abismo de la incertidumbre, en la que el pueblo siempre es el perdedor y el sacrificado.

Luchar contra la extensión e incremento de la pobreza y extrema pobreza, debe ser un objetivo fundamental que evite superar los actuales límites, que señalan que los pobres superan la tercera parte de la población nacional. La pobreza extrema es alarmante y cada día tiende a incrementarse para sobrepasar el 25% en el área urbana y el 50% en el área rural. El Instituto Nacional de Estadística y Censos -INEC- sostiene que se considera a una persona pobre por ingresos, si percibe un ingreso familiar per cápita menor a 89,29 dólares mensuales y pobre extremo si percibe menos de 50,32 dólares.

La realidad es que Ecuador es inmensamente rico con una población mayoritariamente pobre debido al sistema de explotación que genera honda e injusta desigualdad socioeconómica. Existen miles de seres humanos que viven de la caridad pública y que, además, obligan a sus hijos y menores de edad a pedir caridad en calles, plazas y parques de las ciudades. Se ha denunciado que existen personas tan indignas que alquilan a sus hijos a gente que vive de los negocios de la caridad.

Es tarea urgente combatir la pobreza en campos y ciudades para suprimir la miseria material y moral que agobia a los pueblos, pero hasta los candidatos callan frente a esta problemática. La dignidad personal y social debe rescatarse desde el Gobierno y la población nacional con planes de creación de puestos de trabajo.