2024, Esperanza y preocupación

Paco Moncayo Gallegos

Una suma de acontecimientos previos hizo del año 2023 uno de los más complejos de la historia. Fueron causas objetivas: los errores cometidos durante una década por un presidente autoritario que controló todas las funciones del Estado, suprimiendo los pesos y contrapesos propios del sistema democrático, auspiciando, al hacerlo, la corrupción generalizada que nos horroriza en la actualidad; y que, además, se alineó ideológicamente con el fracasado experimento chavista y la narco- subversión colombiana, afectando seriamente al sistema de seguridad nacional. El segundo gobierno de Alianza País, frágil e incompetente, fue sobrepasado por la violencia criminal, la desbordada protesta social y por la terrible pandemia de la Covid-19, que no supo cómo gestionar. Llegó, después a la presidencia Guillermo Lasso, sin cuadros competentes para el gobierno, sin una adecuada representación parlamentaria, fue sometido al chantaje de la peor Asamblea de la Historia y la tuvo que clausurar.

Finalmente, un nuevo proceso electoral; el infame asesinato del candidato Fernando Villavicencio; el triunfo de Daniel Noboa, un joven que ha despertado muchas esperanzas en la población; y, el develamiento del caso “Metástasis” por la valerosa fiscal general, Diana Salazar. La advertencia del ilustre guayaquileño, Francisco Huerta Montalvo, sobre la existencia de un narco Estado, era una aterradora realidad. Ahora son evidentes los nexos entre el narcotráfico y operadores de justicia, políticos, funcionarios, gobiernos locales, autoridades penitenciarias, policías, periodistas, empresarios y hasta dirigentes del deporte nacional.  

Así inicia el Ecuador el año 2024, con la esperanza de que muchos de los problemas que atormentan a la población sean abordados y se les encuentre solución; pero, a la vez, con el temor de que todos los esfuerzos moralizadores hasta hoy realizados sean frustrados por injerencia de los poderes políticos y fácticos que buscarán, por todos los medios a su alcance, que prevalezca la impunidad. Es preciso que todos los ecuatorianos de bien permanezcamos en alerta constante para que no suceda así, triunfe la justicia y los delincuentes reciban su merecida sanción.