Más pares y menos sacerdotes

Pablo Escandón Montenegro

La semana anterior escuché una lamentación exaltada, iracunda y enojada contra el entorno mediático, las plataformas digitales, los financistas de medios y, también, por qué no, contra nosotros los usuarios receptores de ese tipo de contenidos en redes.

Dos paradigmas de la opinión mediática impresa incursionaron por segunda vez en el ambiente digital, durante la primera ocasión su éxito consistió en ser contrarios al poder y su forma de producción y difusión era igual que la de un medio impreso.

Con el tiempo y el paso de los gobiernos, su oposición menguó y ya no fue atractivo el contenido del blog, con lo cual también los financistas se marcharon pues ya no requerían de esa oposición.

De esto estamos hablando ya más de una década y, en este tiempo, los medios y las plataformas digitales han cambiado muchísimo, de manera geométricamente exponencial. Pero nuestros adalides de la opinión mediática de oposición continuaron pensando que los medios siguen estando en la misma situación, sin evolución ni cambios.

Y como lo sentenciaron Carlón y Scolari, hace más de 20 años ya, los medios masivos llegaron a su fin, y por ende la ecología mediática y todo su entorno, pero en nuestro país, recién se están dando cuenta de ello, pero para nuestros ‘líderes de opinión’ se debe a que los empresarios no apuestan por lo innovador ni por la frontalidad…

Pero su contenido estaba en una plataforma que monetiza y no hicieron su trabajo previo: estudio de audiencias, formas de monetización, trabajo algorítmico y algo mucho más importante, producir profesionalmente el contenido.

Y es que muchos de los periodistas creen que para las plataformas basta con una cámara y la computadora, porque todo se puede hacer en lo digital; y es cierto, pero eso sucedía hace 25 años, mientras que ahora las redes y la serialidad son las que marcan los contenidos, que cada vez son más profesionales técnicamente.

Los medios cambiaron y también deben cambiar los periodistas, mucho más quienes se consideran sabios y necesitan que los lectores seamos instruidos por ellos, pero cada vez los usuarios rechazan a quienes los tratan como integrantes de redil y por ello buscan conversar con sus pares y no venerar a sacerdotes.