Otra amenaza

Franklin Barriga López

Pocas veces el Ecuador ha tenido tantas tribulaciones como las que actualmente soporta, si relacionamos los acontecimientos que le vienen golpeando con insistencia desde hace algunos años y que se han agudizado en el presente.

La inestabilidad política se manifiesta en el accionar de dirigentes que no miran el bienestar colectivo, por cuanto anteponen sus intereses personales o de grupo a los de la Nación. La violencia no es un fantasma sino una realidad que en cualquier momento puede desatarse y ser detonada por quienes producen caos.

Los problemas sociales, como la pobreza o el desempleo, no son asuntos de interesadas percepciones sino lacras que ocasionan otros factores adversos, que llevan a  intranquilidad y hasta que se diga que nuestro país no brinda oportunidades, por ello las  numerosas personas que se lanzan, motivadas por la desesperanza, a la aventura de la migración.

Hace falta trabajar —y bastante— para recobrar el orgullo de pertenencia, el cual cubre de motivaciones edificantes cuando existen comprobadas razones para ello, partiendo del ejemplo de líderes capaces y honestos.

A los fenómenos sociales hay que añadir los de la naturaleza, como el peligro que se cierne por la actividad del Cotopaxi, que desde octubre del año anterior intranquiliza: una erupción, como la de 1877, sería catastrófica.

En estas condiciones, se ha dado a conocer que el evento climático conocido como El Niño con toda probabilidad aparecerá en los próximos meses. No es nada halagador, en vista de las consecuencias que dejaron malos recuerdos, como las pérdidas contabilizadas en centenares de millones de dólares, especialmente en los bienios 1981-1982 y 1997-1998.

Por lo manifestado y mucho más que puede exponerse, no es el momento de lamentos ni de la discordia sino de la concertación de voluntades y esfuerzos.