Negocios para un nuevo futuro

MÉXICO DF. El COVID-19 ha agudizado la atención sobre muchos retos con los que el mundo lleva tiempo lidiando, como el aumento de la desigualdad, el acceso insuficiente a una atención sanitaria y una educación adecuadas, y el cambio climático. Mucho antes de la pandemia, la gente había empezado a plantearse preguntas difíciles sobre la globalización y el progreso tecnológico. A pesar de toda la creación de riqueza y la reducción de la pobreza mundial en las últimas décadas, las oportunidades económicas han seguido siendo esquivas para muchas personas, independientemente de sus capacidades. La consiguiente fractura de la sociedad supone una grave amenaza para la salud a largo plazo de las empresas, los ciudadanos y las economías.

Para muchos, la pandemia se siente como un momento decisivo en la formulación de políticas mundiales. Es una rara oportunidad para pensar en grande. La crisis es una oportunidad para establecer nuevas bases para una economía más sostenible, resistente e inclusiva. Pero, ¿cómo sería esa economía -y esa sociedad resistente-? ¿Qué principios deberían guiar las difíciles decisiones que debemos tomar? ¿Cómo podemos garantizar que todo el mundo esté a bordo?

Business for Inclusive Growth (B4IG), una asociación estratégica entre la OCDE y 35 grandes empresas mundiales, es una de las principales iniciativas que buscan cambiar la forma de hacer negocios. Fundada en 2019 en la Cumbre de Líderes del G7, reúne a entidades del sector privado y público para apoyar el desarrollo de modelos de negocio más inclusivos, que son a su vez los pilares de un modelo económico más sostenible a largo plazo.

En este caso, la inclusión significa proporcionar un acceso más equitativo a los buenos empleos y a las oportunidades de formación. Significa comprometerse con la diversidad, el equilibrio de género y los derechos humanos. Todos estos compromisos pueden conducir a una mayor confianza y compromiso con los empleados, clientes y otras partes interesadas, y a una mayor creación de valor a largo plazo.

Una de las principales prioridades de la B4IG es repensar la forma de medir el rendimiento de las empresas. Junto con el Centro de Bienestar, Inclusión, Sostenibilidad e Igualdad de Oportunidades (WISE) de la OCDE, la coalición está estudiando cómo pueden incorporarse a los modelos empresariales indicadores de rendimiento no financieros, como el bienestar de las partes interesadas y la huella medioambiental. Estos indicadores afectan a todo, desde la vivienda y la salud hasta los conocimientos y las habilidades, y se aplican no sólo a los empleados y los consumidores, sino también a los proveedores y a la sociedad.

El rápido crecimiento de las finanzas sostenibles en los últimos años atestigua el esfuerzo más amplio por ir más allá de las puras métricas financieras y del PIB. Más de 30 billones de dólares de activos en todo el mundo cumplen ahora con algún nivel de criterios ambientales, sociales y de gobernanza, lo que representa un aumento de más del 30% desde 2016. El aumento de la inversión impulsada por ESG subraya el papel vital que deben desempeñar las finanzas en la incorporación de métricas no financieras en la asignación de capital en toda la economía mundial. Así es como, por ejemplo, el coste de capital de un prestatario corporativo puede vincularse a su éxito en la reducción de las emisiones de carbono o el cumplimiento de los objetivos de diversidad.

Las asociaciones entre el sector público y el privado son esenciales para una recuperación sólida e inclusiva y para abordar los retos interrelacionados a los que nos enfrentamos. Los problemas globales actuales exigen una nueva forma de pensar sobre el papel de las empresas, los gobiernos y la sociedad civil, y sobre cómo pueden colaborar mejor.

No basta con que los gobiernos se limiten a arbitrar el mercado y a «no estorbar». Los gobiernos son necesarios para dar forma y crear mercados, incentivando y desprotegiendo ciertas inversiones, y estableciendo apoyos específicos y marcos regulatorios. La innovación del sector privado en la tecnología, la sanidad y otros sectores a menudo no podría haberse producido sin el apoyo público. Podemos agradecer a los gobiernos la investigación básica que dio lugar a Internet, la energía limpia y las vacunas.

La gestión de las transiciones verde y digital -incluida la tendencia hacia una mayor automatización que sustituya a la mano de obra- requerirá un gran esfuerzo para recapacitar y mejorar la cualificación de los trabajadores. En la Unión Europea, el 75% de las empresas con más de diez empleados ya proporcionan, y financian parcialmente, la formación de sus trabajadores. Pero es necesario que más empresas y gobiernos sigan su ejemplo para ampliar el acceso a la formación a quienes más la necesitan, en particular los adultos con escasas competencias básicas y los que tienen bajos ingresos.

Los empresarios, por su parte, tienen un papel crucial que desempeñar para garantizar la máxima eficacia de nuestros sistemas de educación y formación. Los gobiernos y los empresarios deben unirse para ayudar a los estudiantes a beneficiarse del aprendizaje basado en el trabajo, por ejemplo, creando acuerdos más flexibles y desarrollando asociaciones locales entre escuelas y empresas.

Los empresarios también deben participar más activamente en la orientación profesional para preparar a los jóvenes de hoy para el mundo del trabajo. Y las empresas deben desempeñar su papel en la lucha contra la desigualdad de género, ofreciendo permisos parentales y guarderías remunerados, estableciendo normas de transparencia salarial y realizando anuncios de empleo imparciales.

Es sobre estos cimientos que podemos empezar a construir nuevas bases para la prosperidad económica a largo plazo más allá de COVID-19. La escala y la amplitud de los retos a los que nos enfrentamos no tienen precedentes. Debemos debatirlos y resolverlos a través de foros globales como el Foro de la Paz de París. Muchos han adoptado el lema de «reconstruir mejor». Pero no podemos resolver los problemas de hoy volviendo a las soluciones de ayer. Tenemos que construir mejor hacia adelante.

* Exsecretario general de la OCDE.

©Project Syndicate, 2021.