¿Fue el primer caso de COVID-19 en Ecuador verdaderamente el primero?

Miguel Ángel Crespo Iñiguez.

Les presento a ustedes un caso clínico que ha suscitado numerosas interrogantes en relación al primer caso confirmado de COVID-19 en el Ecuador.

Han transcurrido tres años desde la llegada del virus y resulta interesante realizar un análisis crítico sobre qué hubiera sucedido en el hipotético escenario en el que este paciente hubiese sido el primer caso en Ecuador. Esto nos permitirá analizar acerca de las decisiones más oportunas o si el resultado hubiese sido el mismo. Independientemente de las consecuencias, invito a todos ustedes a reflexionar y extraer sus propias conclusiones.

Manteniendo la confidencialidad y realizando una reconstrucción de este caso clínico, se trata de un paciente masculino de entre 25 y 30 años, de presunta nacionalidad extranjera, sin datos específicos (un paciente sin hogar), ingresado como desconocido (NN). Fue llevado al servicio de emergencias por amigos debido a un cuadro de súbita dificultad respiratoria que había durado 2 horas aproximadamente antes de su ingreso, cuadro que se acompañaba de fiebre, malestar general y alteración del estado de conciencia (somnolencia, confusión y episodios delirantes). Fue manejado como paciente crítico, se le acoplo a un ventilador mecánico y recibió medidas de soporte avanzado para abordar su grave compromiso respiratorio. A pesar de todos los esfuerzos del y manejo intensivo de cuadro, el paciente falleció, con los siguientes diagnósticos presuntivos que incluyeron insuficiencia respiratoria grave tipo 2 (hipoxémica (niveles bajos de oxígeno) e hipercapnica (niveles elevados de dióxido de carbono); neumonía adquirida en la comunidad, edema agudo de pulmón, fallo multiorgánico, choque séptico, sepsis de origen pulmonar, entre otros.

El primer caso de COVID-19 a nivel mundial se notificó en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019. En Ecuador, el primer caso de COVID-19 se identificó el 14 de febrero de 2020, cuando una ecuatoriana mayor regresó de España. A pesar de que no presentó síntomas al llegar, desarrolló fiebre y malestar general en los días posteriores, lo que llevó a la confirmación del COVID-19 el 27 de febrero. Este caso que les describo se evaluó el 27 de enero de 2020; además, existen alrededor de 5 casos en el pais que han despertado estas interrogantes. También en aquellos días un caso de un ciudadado asiático despertó el interés de varios profesionles de la salud, que presumian que el comportamiento del mismo fue tal cual como de lo pacientes con COVID19.

Algunos datos relevantes:

  1. En esa época, no se habían establecido protocolos para atender a pacientes críticos con sospechas de COVID-19 y no existían áreas especializadas para tratar a pacientes con esta enfermedad. Además, el personal médico trató al paciente sin las medidas de protección adecuadas. Esto podría sugerir que no se trataba de COVID-19, ya que este virus demostró ser altamente contagioso en sus primeras presentaciones, y ninguno de los que estuvieron en contacto resultó contagiado con síntomas respiratorios.
  2. En ese momento, no se disponía de pruebas específicas para el diagnóstico del COVID-19, ni tampoco pruebas de sospecha.
  3. La evolución del cuadro y el rápido deterioro de la función respiratoria del paciente eran signos y síntomas asociados a lo que más tarde se observó en la mayoría de los pacientes con COVID-19, pero que no se relacionaban con los diagnósticos iniciales planteados. En un paciente joven, estos diagnósticos no se asocian con una mortalidad súbita, como es común en los pacientes con COVID-19.
  4. No se encontraron causas directas de paro cardiorrespiratorio (H y T) que sugirieran otro diagnóstico que no fuera el COVID-19, descartando otras causas clínicamente. Entre las causas descartadas se incluyeron hipovolemia, desequilibrios de electrolitos, hipotermia, taponamiento cardíaco, trombosis coronaria y pulmonar, neumotórax a tensión y se exploró la posibilidad de intoxicación, aunque esta última fue descartada.
  5. Las imágenes radiológicas del paciente guardan similitud con las de pacientes con COVID-19.
  6. Finalmente, la autopsia realizada al paciente arrojó hallazgos que coinciden con los diagnósticos iniciales. Este es un hallazgo común en los casos de fallecimiento por COVID-19. Aunque no podemos confirmar con certeza que la causa del fallecimiento sea el COVID-19 debido a la falta de elementos diagnósticos preciso (en esos momentos), los cambios anatómicos observados en los pulmones del paciente son similares a los que se encuentran en pacientes que han fallecido a causa del COVID-19.

En aquel momento, no disponíamos de los datos precisos para confirmar el diagnóstico de COVID-19. Si se hubiera confirmado, podría haberse cambiado la secuencia de eventos epidemiológicos en Ecuador. Quizá nos habría permitido una mejor preparación de las unidades de salud, la implementación de protocolos y la formación del personal de manera más temprana. Sin embargo, este hecho. ¿habría disminuido la alta mortalidad que caracterizó las primeras apariciones del COVID-19?. Es posible que hubiéramos tenido resultados similares, pero con un mayor pánico en la sociedad.

En mi opinión, el primer caso identificado en el país no fue el primero y estas experiencias ratifican y  plantean dudas sobre el aparecimiento de los primeros casos de COVID-19 en Ecuador y sobre el que todos pensamos que fue el primer caso. Ratifico que es un análisis hipotético con elementos científicos que me permiten llegar a ustedes desde mi opinión profesional, habiendo estado desde el día cero en el área de Emergencias luchando contra este enemigo cruel y despiadado.