Mejía: orgullo y patrimonio

“(…) sospecho que, entonces,/ usted podrá tocarme y recordar/ como quien retorna a ese libro/ que se vuelve/ a llevar hasta la almohada”. Este fragmento de mi poema “Libro” me enlaza con las buenas noticias que refrescan el alma. Las bendecidas manos protectoras de la memoria histórica de nuestra matria, en femenino, como la llamó Don Miguel de Unamuno y la poetizó en Quito nuestro eterno poeta Hugo Alemán en su poema “Quito: esencia y presencia de la Patria”, nos enaltecen con la restauración de más de 200 libros que hacen parte de nuestro patrimonio cultural.

Parte de esa restauración y legado pertenece al Colegio Mejía, emblemático centro de estudios con el nombre del prócer José Mejía Lequerica, el mejor diputado hispanoamericano, que asombró a las Cortes de Cádiz con sus luces e innúmeras participaciones. Mejía, esposo de doña Manuela de Santa Cruz y Espejo, es un referente fundamental y el colegio que lleva su nombre desde su fundación en junio de 1897 ahora es noticia de orgullo e identidad cultural.

La fundación Conservartecuador y la Subsecretaría de Educación del Distrito Metropolitano de Quito han aunado esfuerzos para preservar el legado bibliográfico de maravillosas obras, como el primer tomo del “Gobierno eclesiástico y unión de los dos cuchillos, pontificio y regio”, de autoría de Fray Gaspar de Villaroel (1587-1665) o los escritos sobre las viruelas del Dr. Eugenio Espejo. La Biblioteca José Manuel María Sánchez ha preservado esta memoria que hoy se renueva por el empeño de personas que trabajan en el patrimonio.

La producción bibliográfica debe ser guardada con celo y el más alto cuidado porque es la riqueza espiritual de un país.  Por eso los quiteños seguimos atentos a las decisiones de la Corte Constitucional referidas al lamentable recorte de presupuesto que tuvo  la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit este año. Resulta lamentable tener que abogar por recursos y estrategias para el digno cuidado de los fondos bibliográficos pero, también, resulta esperanzador que haya manos creadoras y sanadoras de estos bienes tan preciados para la patria.

[email protected]