Pueblo grato e inteligente

Manuel Castro M.

A pesar de la tragedia que enluta las elecciones del 20 de agosto, tiene algo de reconfortante. Primero, un pueblo grato, pues volvió sus ojos y manos a la Lista 25 y al candidato que sustituyó a Fernando Villavicencio, líder hoy no solo de sus propios adeptos sino de una porción alta de ciudadanos que han recogido su legado, sin el menor interés, ni político, ni económico, ni social; como dice Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: “Solo se ve bien con corazón”.  Segundo, ha votado por un joven, Daniel Noboa, de gran preparación intelectual y experiencia empresarial, señal de que iremos por nuevos rumbos, que la experiencia está a la vista y vigente en la historia negativa, de los últimos gobiernos. Quien simplemente enfrentará sus ideales contra la deshonestidad en palabras y actos, a la impunidad y oportunismo. Arturo Auretche afirma: “La juventud tiene su lucha, que es derrotar a las oligarquías entregadoras, a los conductores que desorientan y a los intereses extraños que nos explotan.”

Desde luego la tarea será difícil para el nuevo y factible gobernante, pues es reconstruir un país, darle esperanza, crear ambientes económicos favorables, posibilitar inversiones, en fin cumplir con lo que consta en su Plan de Gobierno. Nada es imposible, si hay trabajo tesonero, capacidad y civismo, que parece que lo vamos a recuperar definitivamente. Más que a los malos deberá derrotar a la maldad y al crimen, ya enraizado en el narcotráfico y en políticos poco éticos.

La mayoría de candidatos que reconocieron su derrota, con suma altura han manifestado que no consignarán sus votos por la señora González. Dan a entender y es comprensible que lo harán por quien coincida con sus ideales, que es como debe ser. Las posiciones de derechas o izquierdas, anticorreísmo o correísmo, no deberán ser determinantes para una definición del voto. Por supuesto debe haber diálogo político público y transparente. La Asamblea Nacional deberá dar una señal de que es distinta a las anteriores, de irrestricto servicio al país, de apoyo al Gobierno en proyectos viables en busca del bien común. La seguridad debe ser la meta de todos y la creación de empleos un objetivo viable. El resto no es literatura: sobra una Constitución que constituye una Nación que no es de Derecho. Como nunca una consulta sobre el tema es pertinente.