Mal olor

Lo que está sucediendo en nuestro país provoca mal olor. Parecería que vamos de manera acelerada al despeñadero. La explosión al interior de las instituciones y la confrontación entre ellas no puede ser más perjudicial y miope. No se logra dimensionar quién gana con el caos. Nunca antes se había percibido un porcentaje tal alto de descrédito e incredulidad por el sistema judicial, la Asamblea, el Gobierno y aquellas dependencias que ofertan servicios. El desencuentro ciudadano no es únicamente debido a las autoridades nacionales, pues el mismo fenómeno se reproduce en los gobiernos autónomos descentralizados. Hay una sensación generalizada de agotamiento y hastío.

Las instituciones no son abstracciones, puesto que están lideradas y administradas por personas; entonces, el diagnóstico es sencillo, aunque suene crudo: estamos fallando en los procesos de selección, designación y elección de las autoridades, pues las instituciones van hacia donde estas caminan. Por otra parte, las excepciones o las pocas autoridades que demuestran civismo, talento y ética no tienen los recursos, el apoyo político ni el respaldo popular para cambiar el país. La respuesta acerca de este fenómeno es simple: la corrupción se lleva todo a su paso, por tanto, el honesto no es funcional al sistema.

Para desaparecer el mal olor hay varias alternativas, como la identificación de causas comunes que sobrepasan intereses protervos, porque realmente está en juego la existencia del país, la vida misma. Al respecto hay varias: la inseguridad como primera preocupación nacional, la desnutrición crónica infantil que es una vergüenza nacional, el suicidio como primera causa de muerte de los jóvenes, el desempleo como detonante de la desesperanza y la depresión colectiva, el hambre como muestra clara de que no hay mecanismos dignos de redistribución de los ingresos.

A todo ello habría que agregar una movilización nacional contra la narcopolítica, pues si se logra montar una estructura paraestatal por parte del crimen organizado y las bandas nacionales, solo nos queda cerrar el quiosco.