Madrid, Madrid

Rosalía Arteaga Serrano

Las élites latinoamericanas tuvieron durante mucho tiempo la vista puesta en los Estados Unidos de Norteamérica y particularmente en la zona de la Florida y en la ciudad de Miami. Lo aspiracional para esas élites tanto económicas como políticas era tener apartamentos o casas en Miami, posesiones, empresas, bienes, que les permitieran mantenerse a resguardo de los vaivenes políticos.

Sin embargo, parecería que el foco ha cambiado, y que España y fundamentalmente la ciudad de Madrid se ha transformado en lo aspiracional para quienes buscan salvaguardar sus capitales y disfrutar de la calidad de vida de una ciudad en la que se sienten como peces en el agua.

Son oleadas las que llegan —venezolanos, colombianos, ecuatorianos, argentinos y ahora muchos mexicanos—.  Las olas sucesivas de migración de capitales y de adquisición de bienes demuestran que la intranquilidad ocasionada por sistemas de gobierno poco amistosos con las actividades privadas ahuyenta a los capitales y genera un círculo vicioso de empobrecimiento.

Y así como en los Estados Unidos la gente busca la ‘green card’, y afincarse en una sociedad en la que viven; también vemos ahora como para los estudios jurídicos resultan muy atractivos los trámites que desembocan en tener la ciudadanía española, portuguesa, italiana, y así adquirir el ambicionado pasaporte válido en toda la Comunidad Europea.

Así son los vaivenes de la vida. Madrid se transforma cada vez más en una ciudad cosmopolita, foco de atracción para los latinoamericanos y también gente de otras latitudes. Sus barrios tradicionales empiezan a ser tomados por la gente adinerada que llega desde el otro lado del océano, que se mimetiza con los castellanos y españoles de todas las regiones de ese hermoso país.

Mientras tanto en nuestra América, se aguzan las diferencias, los pueblos se polarizan, se vive una inseguridad que acosa y una pobreza que lastima.