Madrid, a mí también me mata

Lorena Ballesteros

Madrid fue el amor de mi vida. Fueron dos años de relación intensa. Cuando partí, un pedazo de mi corazón se rompió, quizás para siempre. Han pasado 14 años y siento que le debo una disculpa por mi abandono. Aunque debe saber que nunca la he dejado. Vive en cada partido del Real Madrid que miro por la televisión. En cada libro que ubica a personajes ficticios en sus calles y plazas. Me acompaña por las mañanas cuando leo a los columnistas de El País. O cuando mi madre comenta sobre la prensa del corazón. En cada pan tumaca que preparo y que inevitablemente me recuerdan a los desayunos en el bar de siempre. Está conmigo cuando camino por el centro histórico de mi propia ciudad, y por momentos siento que al dar la vuelta por cualquier callejuela llegaré a la Puerta del Sol. La siento cada vez que me encuentro a una persona sola leyendo un libro, en alguna cafetería. En los artistas callejeros. En la música de Sabina. En una rumba, en el flamenco o la sevillana. También cuando amanece despejado, pero corre viento frío. La extraño cada vez que un conductor pasa por alto el paso zebra. ¡Eso no sucedería en ella! La vivo, la siento, la añoro…

Madrid me permitió grandiosos relatos periodísticos. Me brindó la oportunidad de publicar y firmar en las revistas Renfe y Business Traveller. También de contar las historias de decenas de migrantes que habían llegado a España en busca de un mejor destino. Madrid me dejó disfrutar de llegar andando al trabajo. Madrid me quitó el temor de sentarme sola en un lugar público. Me ofreció teatro, música, arte; muchas veces sin pagar un céntimo. Madrid me dio confianza, seguridad y libertad.

Por eso, cuando leí la obra ‘Madrid me mata’, de Elvira Sastre, sentí la necesidad imperiosa de escribirle una memoria a la ciudad que nunca me abandonó, a pesar de que yo decidí dejarla. Conecté con Elvira en la admiración y respeto por un lugar que nos acogió a ambas.

Para quienes no la conocen, Elvira es poeta, novelista y fue por un período columnista de diario El País. El recopilatorio de esos textos es el que ha dado vida y nombre a este libro publicado en 2022. Elvira tiene 30 años, es de Segovia y llegó a la capital en el momento preciso. Desde su pluma habla de diversidad, de respeto, de tolerancia. Ubica sus emociones en una ciudad que, a pesar de no ser perfecta, escucha a sus ciudadanos. Hay pasajes muy profundos con respecto a los meses de confinamiento, al silencio de las calles, a los inquietantes ruidos de las sirenas.

Si sus corazones también son madrileños, lean a Elvira, les revolverá la memoria y quizás terminen escribiendo una oda como yo lo he hecho.