Luto y zozobra

César Ulloa

Lágrimas de coraje, dolor e impotencia recorren los rostros de millones de ecuatorianos, debido al asesinato de Fernando Villavicencio a manos del sicariato por orden de las mafias. No es una muerte cualquiera, porque falleció un luchador contra la corrupción y la impunidad. Fue uno de los pocos que se jugó contra todo un sistema mafioso, pese a haber puesto su vida en riesgo todo el tiempo. Su lucha no se produjo desde la comodidad de las redes sociales, sino más bien desde los lugares más protagónicos como la Fiscalía, la Asamblea y los medios de comunicación.

El asesinato de un candidato es el asesinato de la democracia y la agonía de un Estado que camina de manera acelerada a convertirse en fallido. Frente a este execrable hecho, solo nos queda la unidad nacional de manera impostergable e inevitable. Impostergable, porque no podemos resistir más la violencia y el crimen organizado e inevitable, porque nadie puede combatir a las bandas de manera individual. El pacto social por la vida y la seguridad es la salida más sensible, organizada y sensata; caso contrario, los escenarios son terroríficos: la naturalización de la delincuencia o la convivencia atroz con el crimen organizado.

Nunca dejará de ser doloroso y corajudo escribir sobre un hecho que nos arrancó un pedazo del alma. Este asesinato nos agrieta el corazón y sacude la conciencia, produce escalofrío y genera rebeldía. ¿Qué les espera a esos millones de niños y niñas que están en las escuelas, a los jóvenes en los colegios, a las mujeres, obreros, empleados públicos y privados, artesanos, artistas, profesionales, defensores del ambiente y los derechos? En nosotros está enfrentar el miedo, salir de las sombras, levantarnos de las ruinas, recuperar el espacio público, encarar los desafíos, salvar la democracia, levantar la cabeza y votar a conciencia el 20 de agosto.

Que la muerte de ‘Don Villa’ no quede impune, no sea una anécdota o motivo de pesadumbre; al contrario, que sea la puerta para adecentar el país, encontrarnos, respetarnos y plantearnos la sociedad que necesitamos y queremos. ¡No te vamos a perder Ecuador!