La Seguridad Social

Rodrigo Contero Peñafiel

El 13 de marzo de 1928, el presidente Isidro Ayora fundó la Caja de Pensiones con la cual se creó la Caja de Jubilaciones y Montepío Civil, Retiro y Montepío Militar, denominada Caja de Pensiones, misma que en 1970 dio origen al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) para conceder prestaciones y servicios a los trabajadores y la población vulnerable (adultos mayores), atender riesgos y accidentes de trabajo, enfermedades, vejez, cesantía, ayuda mortuoria y montepío. En el Sistema de Seguridad Social, las pensiones jubilares se cubren con las aportaciones de afiliados y empleadores; cada generación activa paga a la anterior y recibe de la siguiente.

El cálculo matemático actuarial justifica la supervivencia de las personas y establece el manejo de los «fondos de los afiliados». Los aportes se acumulan e invierten para garantizar el pago de las pensiones, la atención medica de afiliados y jubilados, previniendo en el futuro un posible desfinanciamiento. El artículo 237 de la Ley de Seguridad Social establecía que el 60% de las pensiones de los afiliados eran cubiertas por el IESS y el 40% obligatoriamente por el Estado. La Asamblea Nacional de ingrata recordación cambió este artículo para que el Estado solo «garantice» el pago de las pensiones jubilares e intervenga únicamente cuando el IESS tenga necesidades de financiamiento.

La Seguridad Social se rige por los principios de: universalidad, solidaridad, integridad, sostenibilidad, unidad, oportunidad, eficacia, suficiencia, internacionalidad e igualdad. Resulta una insensatez malgastar fondos de los asegurados en cuantiosa burocracia inoperante, una corrupción galopante, mala atención médica preventiva y de especialidad, falta de medicinas y bienestar social, además de una pésima atención de salud y pensiones a los jubilados.

Los errores cometidos con su administración tienen al IESS al borde del abismo. Los «fondos previsionales» de los trabajadores están en juego; la salud física y mental de los afiliados en riesgo. Hay que hacer reformas urgentes con objetivos claros, estudios actuariales reales, con personal técnico y eficientemente capacitado que entienda de Seguridad Social.