La mentira nunca es buena

Salvatore Foti

Es noticia de estos días la del coronel de la policía William Calle a cargo de la jefatura de la Comandancia de Esmeraldas. En ella, el coronel señalaba las graves dificultades que enfrenta la Policía Nacional a la hora de tener que enfrentarse a la delincuencia. Según el funcionario, las autoridades no tienen el control de las cárceles ni, peor aún, cuentan con los recursos necesarios para enfrentarse a los carteles que se están creando en el país y en la ‘Provincia Verde’. El armamento de la Policía es pobre, al igual que su infraestructura.

El coronel dijo la verdad: que todo ciudadano sabe y que, en lugar de apoyarlo y ver junto a él cuáles son las soluciones y la asistencia que se le puede dar a la Policía, las autoridades decidieron remover al coronel de su cargo.

Aparentemente, el Gobierno envía el mensaje a todos sus colaboradores de que deben mentir y ocultar la verdad. “Dorarnos la píldora” porque la ciudadanía es boba y no sabe lo que pasa realmente. El que denuncia o señala los problemas será removido, pues esta es la brillante solución para los problemas del país: mentir, una; y negarlo siempre todo, otra. Y así se la pasan, mintiendo a todo nivel, incluso en otros temas como el de salud, en donde sigue la precaria atención a los enfermos. Pero el Gobierno se esfuerza en vendernos otra realidad y un país que va viento en popa, ignorando los problemas y desafiando al sentido común de los ciudadanos.

El Presidente no se da cuenta de que estas mentiras solo le afectan a él y a su gabinete, pues perder la credibilidad es de lo peor que puede pasarle a un político y, si a esto, añadimos que deben ganar elecciones seccionales y especialmente la inútil consulta popular, así lo sugieren algunas encuestas, terminará sepultado en las urnas y deberemos debatir, todos, la oportunidad de una salida democrática al actual desgobierno.

Lo que dijo el coronel injustamente removido es que el Estado no tiene el control de las cárceles y los hechos así lo indican. Lo que añadimos la mayoría de los ciudadanos es que el Estado nos ha abandonado y estamos a la merced de la criminalidad. Esta es la única verdad humillante que conocemos.