La irresponsable campaña ambientalista

José Alvear

Una campaña irresponsable. Tenemos a los ‘fanáticos ambientalistas noveleros’, que jamás han visitado la Amazonía, que no conocen de la pobreza en las zonas rurales del Ecuador, en una campaña en la que exigen que el petróleo del Bloque ITT del Yasuní se quede bajo tierra. Una propuesta romántica e incoherente impulsada desde sus hogares, con sus teléfonos de última tecnología. El ‘activismo’ detrás de la comodidad de sus oficinas. Sin entender que no hay nada de romántico en la pobreza de nuestro país, la desnutrición de nuestros niños y el desempleo que generaría la propuesta que con ahínco impulsan.

Pero, ¿cuál es la alternativa real que permita dejar el petróleo en tierra y no sufrir las graves consecuencias de los ingresos que dejaría de percibir el Estado y que además le permitan pagar las deudas y los compromisos adquiridos por el Ecuador? Es simple: no la tienen.

Lo que se viene en caso de que esta propuesta absurda pase es aterrador. El panorama para nuestro país resultaría desolador. El problema es que tenemos a estos ‘ambientalistas’ que se oponen a la exportación responsable, sin medir consecuencias reales y solo buscan protagonismo y ‘joder la vida, porque sí’ ya que es el deporte nacional.

Por encima de los pajaritos, los arbolitos y los reptiles, están las familias ecuatorianas.

Necesitamos generar más plazas de empleo. Necesitamos alternativas para generar ingresos y enfrentar la precaria situación económica. El país no puede darse el lujo de perseguir la romántica idea de no explotar sus recursos, pues es urgente salir del bache en el que estamos y avanzar hacia el desarrollo.

Para que los noveleros lo entiendan, la deuda externa de Ecuador está en los USD $62.231 millones. Según el último dato publicado por el Ministerio de Finanzas le debemos al FMI, al Banco Mundial, al BID, a la CAF entre otros.

En el ITT tenemos en reservas unos 870 millones de barriles de petróleo que equivalen a 19.500 millones de dólares. En caso de ganar el ‘Sí’ en la consulta tendremos que olvidarnos de esos recursos, lo que nos generará nuevos baches e insostenibilidad fiscal.

Hablemos también de los costos por abandono del campo, algo que también se les está olvidando. El perjuicio alcanzaría los USD 477 millones, USD 251 millones por liquidaciones laborales. Además de USD 1.950 millones que Petroecuador invirtió en infraestructura e instalaciones petroleras.

La única alternativa para evitar este desolador panorama de destrucción de empleos e incremento de la pobreza es la explotación responsable del petróleo y de otros recursos como la minería o empezar a explotar el gas natural como una nueva fuente de energía limpia, menos contaminante y menos costosa para el país.

Tengamos claro que apoyar la descabellada idea de mantener el petróleo bajo tierra traerá consecuencias ya que los tres ingresos fuertes del Estado provienen del petróleo, la minería y los impuestos.

Si la postura de no explotar el petróleo se impone en el Ecuador, el gobierno de turno se verá obligado a cargarnos con más impuestos, en su intento desesperado por obtener recursos, porque de alguna forma debe financiarse y llegar al presupuesto para mantenerse y cubrir gastos y deudas adquiridas. Así de fácil.

No creamos en ‘pajaritos preñados’, porque no existen.

¡Menos Estado, más libertad!