La estupidez humana no se detiene

En la Segunda Guerra Mundial murieron millones de alemanes, estadounidenses, franceses, rusos, japoneses, se destruyeron íntegramente ciudades, se cometieron los más atroces crímenes raciales por parte del nazismo. Hasta los triunfadores lloraron por los millones de sus héroes sacrificados. Terminada la guerra mundial en 1945, Alemania quedó acabada, Hitler se suicidó, miles murieron por las bombas atómicas en Japón.

El mundo reaccionó y creó la Organización de las Naciones Unidas para preservar la paz y evitar la guerra. Pero como dice Yuval Noah Harari: “Jamás subestimemos la estupidez humana”. Comentó que las últimas décadas han sido las más pacíficas de la humanidad, pero que en 2008 la crisis financiera deterioró la situación internacional, el belicismo volvió a estar de moda y el gasto militar aumentó. Predicciones que casi se cumplieron al analizar las perspectivas de Kremlin, iniciada con la conquista de Crimea en 2014, sin apenas luchar. Fue la primera conquista exitosa de Rusia, pues las guerras en el Cáucaso y Ucrania a principios del siglo XXI difícilmente pueden considerarse exitosas, en tanto despertaron sentimientos antirrusos en Ucrania, que pasó de aliada a enemiga.

El 24 de febrero de 2022 Rusia lanzó un ataque masivo sobre Ucrania, fundado en argumentos deleznables: para defender sus fronteras de Ucrania (Rusia es una potencia militar mundial); para desnazificar el país invadido (país que luchó con el ejército ruso contra Hitler; el abuelo del presidente Ucrania, Volodímir Zelenski, fue soldado del ejército ruso contra los alemanes); que no se integre Ucrania a la OTAN (bastaba pedirle a Ucrania).

La Rusia de Putin carece de una ideología universal. No es marxista, ni liberal ni izquierdista; es dictadura. La Unión Soviética se basaba en el atractivo global del comunismo. El resultado final, aparte de las muertes, destrucción y economías afectadas, será Rusia aislada, Putin desprestigiado, un mundo con miedo.  Aun los presuntos ganadores tendrán beneficios exiguos.

Siendo “la guerra un negocio improductivo” no hay garantía absoluta de paz. La “estupidez humana seguirá siendo una de las fuerzas más importantes de la historia”, como afirma Noah Harari.