La Asamblea no está a la altura

La Asamblea Nacional está totalmente desconectada de la sociedad y del país. La función legislativa simplemente no está a la altura y no entiende sus responsabilidades; delega todos los problemas que enfrentamos en el gobierno y el presidente de la República.

La Asamblea  no ha sido capaz de reaccionar ante los graves indicios de infiltración criminal dentro de la institución policial o, peor aún, frente a los graves acontecimientos que se siguen dando en Zaruma a causa de la minería ilegal. Para la Asamblea estos hechos simplemente no existen o no son relevantes para el país. No se preocupa ni de fiscalizar los actos criminales  más relevantes que enfrenta el Ecuador ni de expedir leyes que puedan contrarrestar el caos institucional y social que vivimos.

Para la Asamblea, los pactos y las traiciones políticas que se dan a vista y paciencia de la ciudadanía son más importantes que el país, así como los proverbiales consejos que se dan entre ellos —“roben bien”,  lo más franco y sincero que han dicho durante todo este período—.

Adicionalmente, consideraron urgente y sobrio festejar con villancicos y bailes la Navidad para salir luego de receso; seguramente, será para ellos la oportunidad de rendir homenaje a las víctimas de las cárceles, al hundimiento de Zaruma y a la violencia y sicariato que se dan en Ecuador. Festejan cuando deberían estar de luto.

Debemos convenir  en que nuestra Asamblea tiene serias limitaciones. El puesto les quedó grande a todos y todas, empezando por su presidenta, quien tal vez no intuye que estamos viviendo una de las peores crisis sociales de todos los tiempos. 

Tal vez haya excepciones, pero ahora no podrán hacer la diferencia y, cuidado, pues el fracaso de la Asamblea es también el fracaso de los partidos y movimientos políticos nacionales, sean estos de gobierno o de oposición. Ninguno de ellos en este momento goza de  buena imagen; él outsider que sepa interpretar mejor esta profunda decepción de la ciudadanía hacia la política podría revolucionar el tablero político nacional, empezando por las próximas elecciones de prefecturas y alcaldías.