¿Poco de lo mismo?

Kléber Mantilla Cisneros

Uno de los mayores problemas de ejercer gobernabilidad es no aprender del pasado; no escuchar ni dialogar, y no hallar la empatía suficiente con las necesidades del pueblo. Daniel Noboa ganó las últimas elecciones presidenciales con el voto rechazo al correísmo después de un magnicidio brutal, por el crimen irresuelto del candidato Fernando Villavicencio. Por tanto, existe una deuda pendiente con gran parte del país que espera respuestas y acciones concretas para desterrar la impunidad. Caso contrario, para las elecciones de 2025 será muy fácil construir frentes de oposición, de todo tipo y color, ante un aventurado continuismo; será sencillo erigir un discurso coherente antimafias.

En materia económica, el año 2024 luce muy complicado. El simple anuncio de acuerdos legislativos con el correísmo socialcristiano afectó la escalada del riesgo país que ya supera los 2 mil puntos durante el período de transición presidencial. Faltan, al menos, unos USD 10,5 millones en el fisco. Es decir, hay nerviosismo y dudas para que se cumplan los pagos de la deuda exterior. Y, el mundo está atento a lo que suceda con la fiscal Diana Salazar y cada proceso judicial que involucra a la corrupción, a las mafias enquistadas, y el narco crimen de los últimos tres gobiernos (Correa-Moreno-Lasso).

Sin embargo, el desbarajuste de sostener un narcoestado, asfixiado por el desempleo y la pobreza, se podría contrarrestar, en la coyuntura actual, con una consulta popular que cambie la Constitución de Montecristi y busque descorreizar áreas relevantes: seguridad interna, soberanía marina, empleo, salud, educación, movilización humana, comercio exterior, jubilación, ecología, energías alternativas, entre otros. La economía y la justicia no mejoran a punta de palabras sino con acciones innovadoras y propuestas consecuentes con la realidad de las mayorías. Los dirigentes políticos, las élites; y, esta vez, Daniel Noboa, no pueden dejar pasar la oportunidad de sacar a un país hundido en la violencia e inseguridad; ellos tendrán que guiarnos por un rumbo vital y rendir cuentas ante una ciudadanía agotada de la traición política, el oportunismo ocioso y esa vanidad ególatra de los falsos políticos.

¿Y sirvió de algo la denominada ‘muerte cruzada’? Pues, muy poco. En nada ayuda un reciclaje de autoridades cuando no hay memoria histórica. Ni la mentira política vale para argumentar pactos y componendas tras bastidores; repetir lo mismo y repartirse el poder no cabe cuando la gente percibe traición y falta de transparencia; una paradoja, por cierto, si se impulsa la propaganda para reducir el error de acordar con la narcodelincuencia política. Suceso no aprendido aún de un pasado cercano.

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