Justicia

No hay democracia sin justicia, pero no cualquier justicia, entonces, hay que sacar del imaginario aquella muletilla de que debemos resignarnos a una justicia que “tarda, pero llega”. Adiós, de una vez, al premio consuelo, es decir, al mal de muchos y consuelo de tontos. La justicia debe ser oportuna, igual en acceso y cobertura, eficiente, rápida, ejemplificadora y de calidad. Parece que es demasiado para un país como el nuestro, porque la justicia ha sido y es un botín político para cualquier partido: ninguno se salva.

¿Para qué quieren la justicia algunos delincuentes que se disfrazan de políticos? Para guardar las espaldas de los corruptos, escurrir el bulto, tapar los “chanchullos”, esfumar los atracos al Estado y también para perseguir, humillar y calumniar. Las dos caras de la moneda: politizar la justicia y judicializar la política. Entonces, no es un cuento nuevo los juicios que se llevan a cabo en la Asamblea, es más de lo mismo de siempre: meter la mano a la justicia. Por eso, resulta dudosa cualquier propuesta de transformación que venga del sector político. Algunos quieren gobernar con el control de las cortes.

En la actualidad, ni el 20% de ecuatorianos cree en el sistema de justicia. Las razones sobran, pero además la incredulidad se acrecienta, pues hay un contexto inaceptable de impunidad, sentencias a la carta, las intervenciones de los Chucky Seven, la burla pública que hacen los corruptos, veraneando en alguna playa del mundo, simultáneamente las mafias operando a la buena de Dios y el ciudadano de a pie burlado y vejado.

La ciudadanía exige justicia. Ineficiencia por todas partes, atención paupérrima, tiempos de llorar, cero insumos y materiales en las dependencias judiciales. El estado de salud de la justicia es el estado de salud de la democracia. El país se cae a pedazos, mientras la delincuencia de cuello blanco en alianza con el crimen organizado se pasea. El gato duerme. Cada vez hay menos Estado y aceleradamente nos acercamos a un Estado fallido, en donde cada cual hará justicia a su manera y vivirá bajo sus propias reglas.