¿Qué pasa en el correísmo?

Italo Sotomayor Medina.

Daniel Noboa no sólo ha ganado la presidencia, sino también ha logrado sacudir por dentro al correísmo. Tras las segunda derrota electoral consecutiva, son varias las voces que han expresado sus críticas a la selección e idoneidad de los candidatos y al manejo de las campañas que les han impedido volver a sentarse en Carondelet. Es un secreto a voces que el correísmo está partido, dividido y que desde diferentes bandos, han apuntado a las próximas elecciones del 2025; aunque eso signifique contar o no con el apoyo y beneplácito de su líder en Bélgica.

Con la mencionada polarización que vive en estos días el correísmo, resulta difícil predecir cuál será la actitud y voluntad política de los 52 legisladores que la RC consiguió para la nueva Asamblea Nacional. El discurso de conciliación de Luisa González y Marcela Aguiñaga, difiere mucho de lo dicho por Correa en redes sociales, por lo que no parecería que vaya a existir una agenda programática, ni un acuerdo mínimo por la gobernabilidad del país. En las dos últimas elecciones seleccionaron a muy malos candidatos y eso es absoluta responsabilidad de Correa. No acepta que eligió mal y que en política se gana y se pierde. Para bien o para mal, su popularidad no se ha agotado, pero como es de esperarse, no empezará a utilizarla para dejar el odio atrás.

El correísmo tiene un problema de recursos humanos. Sus principales figuras de antaño se encuentran fuera del país o en la cárcel, por lo que deberían preocuparse de generar nuevos talentos jóvenes que puedan, si así lo quieren, suplir la ausencia de sus fundadores. Todavía no es posible dar por muerto al correísmo. Tienen importante representación en Guayas y Pichincha, junto a un interesante número de asambleístas, por lo que tienen con qué hacer oposición. El nuevo gobierno es de año y medio, por lo que todos sus esfuerzos se enfocarán para nuevamente intentarlo en el 2025.

Si quieren volver a ser relevantes en el debate nacional, deben comprender al menos tres cosas. Primero, que Correa no es el principio y el fin, seguramente existen otros militantes mejores que González y Arauz que puedan repotenciar la tesis del movimiento. Segundo, no es lo mismo ser un buen funcionario público que ser un buen candidato; lo uno y lo otro, no se pronuncian, ni se escriben igual. Y, tercero, deben empezar a aceptar que el odio, la venganza política y la impunidad que plantean a cambio de votos, ya fue sepultada en las urnas. Ya no hay lugar para la venganza y el odio, se requiere de un gran acuerdo nacional. ¿Serán capaces de comprenderlo?

@ItaloSotomayor
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