Italo Sotomayor Medina.
Una consulta popular es una oportunidad extraordinaria para solicitar la opinión ciudadana en temas de absoluta relevancia nacional y que de otro modo, no podrían ser resueltas sin el respaldo mayoritario de los votantes. Sin duda, se trata de una herramienta constitucional que permite otorgarle más valor a la construcción de políticas públicas y a las decisiones que adoptan los organismos representativos del Estado. Significa convalidar y dotar de democracia, a través de la participación directa de todos, las decisiones del poder público.
El presidente Noboa nos plantea una consulta popular de 11 preguntas. Como bien dice la vocería de comunicación del gobierno, no basta con leer cada una de ellas, deben complementarse con lo indicado en sus anexos. De la lectura de uno y otro texto, es sencillo arribar a una conclusión lógica: casi todas las preguntas pueden ser resueltas a través de proyectos de ley en la Asamblea Nacional. Es decir, se busca tener el ‘permiso’ del electorado para hacer lo que, sin consulta popular de por medio, ya puede y debe hacer el presidente. O, en otras palabras, se quiere pasar por constitucional, lo que debe ser de trámite legal.
El gobierno, pese a la poca uniformidad y claridad en el discurso de quienes lo componen, todavía es renuente a admitir la existencia de un pacto político entre el PSC, RC y ADN. Evidencias sobran para que estemos seguros que hay dos tiendas políticas, además de la suya, que cogobiernan el país. Llama la atención, entonces, que en reformas tan trascendentales como muchas de las propuestas en la consulta popular, no tengan votos o adeptos suficientes para que sean tramitadas, con la misma urgencia que su Ley de Eficiencia Económica. Si ya existe el pacto, ¿no era acaso conveniente presionar un poco más para llegar a nuevos consensos legislativos?
Entonces, ¿para qué gastar el poco tiempo de este gobierno y los escasos recursos del país en una consulta popular que, además de tibia, es inoficiosa? Lo correcto sería, si va a insistirse en la idea de la consulta, que se presenten unas nuevas preguntas que provoquen cambios profundos en las instituciones y en los derechos de los ciudadanos. Veremos.
@ItaloSotomayor