Integración, moneda única y países ‘amigos’: así va Latinoamérica

Ugo Stornaiolo

Lula intenta recomponer el liderazgo de Brasil en los foros de la región y toma iniciativas. Pero, es un líder que camina con pies de plomo sobre terreno fangoso, por sus antecedentes de corrupción. Su negativa a reunirse con la Fernández de Kirchner (algo que no evitaron la hondureña Xiomara Castro, Petro, Evo Morales o Arce) es un indicador de los temores del mandatario brasileño (que tiene cuentas con la justicia) de implicarse con la sentenciada vicepresidenta argentina.

Ya no está Hugo Chávez (su ausencia se siente más, comparándolo con Maduro). El Foro de San Pablo está dividido en algunos polos. Boric oscila entre sus críticas descafeinadas a Maduro y Ortega y sus reparos a la peruana Dina Boluarte (que llegó con Castillo y es de la misma tendencia).

Alberto Fernández  —a pesar de Cristina— busca en Lula y en el proyecto de moneda única (‘sur’) su salvación, para no seguir anclado al dólar y sin salir de una crisis que los peronistas son expertos en profundizar y hasta con críticas del papa Francisco. Moneda detestada por los seguidores del socialismo del Siglo XXI, que buscan evitar su dependencia. Recuérdese el fracaso del ‘sucre’, que sirvió para que muchos corruptos de la tendencia hagan operaciones de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.

Luis Lacalle Pou, presidente uruguayo —no es de la tendencia— lo dijo en la reunión de la CELAC en Buenos Aires: “no hay países amigos o enemigos, sino únicamente intereses”: la gran verdad de la diplomacia. Para el mandatario uruguayo una asociación de países no puede ser una “cofradía ideológica”. Deng Xiao Ping, constructor de la China ‘capitalsocialista’ decía: “no importa que el gato sea blanco o negro, sino que cace ratones”.

Maduro no sale de su país, excepto a donde no sea perseguido por sus delitos de Estado. Era probable que en Buenos Aires lo arresten o escuche lo que ya oye en las calles de Caracas: gente harta del manejo económico de los chavistas. Los de la diáspora no saben qué más hacer. Venezuela es víctima de las pocas luces del mandatario y su círculo de poder.

En cuanto a la integración (felizmente ya se extinguió el adefesio llamado UNASUR), Carlos Pagni lo señala: “Alberto Fernández y Lula da Silva, se prometieron restaurar una armonía sudamericana cuya inviabilidad quedó demostrada por la misma cumbre”. No se trata de declaraciones grandilocuentes, adulaciones a los amigos e ignorar a los enemigos. La región ha caído en un laberinto llamado populismo. Y va a costar mucho salir de eso.