Imperialismo o paz

Por Francisco Escandón Guevara

Con la disolución del socialimperialismo soviético (socialismo de nombre, imperialismo en los hechos) se precipitaron un conjunto de guerras en la región que terminaron por repartir esos mercados, zonas de influencia y recursos naturales entre las superpotencias.

Aquellos conflictos se difrazaron de reivindicaciones étnicas, religiosas y patrioteras, pero su esencia fue económica y militar, pues el control de los países disueltos de la Unión Soviética (URSS), particularmente Ucrania, fue decisivo en la geopolítica mundial.

Hasta antes del año 2014 Rusia controlaba Ucrania, pero luego del derrocamiento del presidente Yanukóvich, los Estados Unidos de Norteamérica pasaron a regentarla a través de mandatarios autoritarios. Ese cambio de dominio sembró violencia y muerte.

La última declaratoria de guerra hecha por Rusia a Ucrania, sin duda es una agresión, pero también expresa un conflicto armado inter imperialista, pues el alcance rebasa al reconocimiento internacional de Donbass, Lugansk o Donetsk como estados independientes y trasciende hacia los intereses contradictorios entre rusos y norteamericanos, asiáticos y europeos, que compiten en la carrera por la hegemonía mundial.

Es evidente la responsabilidad de Putín en la invasión, pero no son menos ciertas las corresponsabilidades de las otras potencias. La adhesión de varios países, que antes pertenecían a la URSS, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte es un ejercicio deliberado para desestabilizar la región, acelerar la anexión de Ucrania a la Unión Europea e impedir el crecimiento de la influencia mundial de la unidad Rusia-China.

Aunque por el momento es incierta una mundialización de la guerra, es previsible que estallen nuevos conflictos en donde los intereses de las superpotencias se contradigan. Por ello no son suficientes las sanciones económicas y la escalada militar, esas medidas solo benefician a los gánsteres y mercaderes de la guerra.

No es momento de los ultranacionalismos, ni de los alineamientos con ningún país imperialista. Si la ONU carece de legitimidad y es incapaz de garantizar la paz, los pueblos deben defender la autodeterminación ucraniana, que no es equivalente a apoyar al régimen fascistoide que los gobierna.

El imperialismo es guerra y muerte. El mundo quiere paz.