Ninguna traición es pequeña

Gonzalo Ordóñez

No entendí por qué me traicionó, dijo quererme y de hecho lo sentía cuando estábamos juntos. Recientemente, a pesar de que había pasado mucho tiempo, encontré la respuesta. Probablemente fue porque era domingo, la carretera lucía desolada, el paisaje se desenrollaba lentamente y sentí nostalgia de esa sincronía que encontré en otra persona.

Sabía que su nueva relación no duraría, algo que comienza desde una traición y con sentimientos de por medio, difícilmente, tiene un buen final; lo que no imaginé es que terminaría tan pronto. Cuando me lo dijo no pregunté la razón, era su vida.

En el interior del casco Jehro canta ‘Life’, con cada verso el paisaje cambia; el velocímetro marca 90 kilómetros por hora.

Life (vida)

Is a strange thing (Es una cosa extraña)

That drains you inside (Que te drena por dentro)

Why′d you think you’re wrong? (¿Por qué crees que estás equivocado?)

Like our strange face (Como nuestra extraña cara)

There comes and goes (Viene y va)

But we can never hold on (Pero nunca podemos aguantar)

Whatever comes to your life (Lo que sea que llegue a tu vida)

Whatever comes to your heart (Lo que venga a tu corazón)

If you can learn the rules of time (Si puedes aprender las reglas del tiempo)

So you don′t loose, you win (Así que no pierdes, ganas)

“Las reglas del tiempo”: allí estaba la clave. En el pasado te sentiste traicionada por tu padre que pasó de héroe a víctima por diferentes circunstancias que le sobrepasaron, así que dejaste de creer en el amor de un hombre, mejor traicionarlo antes que él a ti.

Detengo la moto en una cafetería a la vera de la carretera.

  • Un café, por favor.
  • ¿Algo para acompañar su café, caballero? Tenemos bolones de verde.
  • ¡Uy! ¡Que rico! Agregue el bolón también.

Mientras espero, recuerdo a Jordan Peterson decir que los sentimientos, aunque parezcan reales, pueden llevarte por un mal camino si carecen de fundamento; por eso es importante una confianza madura y trágica, porque las personas engañamos y somos engañados, por eso el pesimismo debe servirse con cierto grado de fe basada en el coraje:

“Confiaré en ti —te tenderé la mano — pese al riesgo de traición porque es posible sacar lo mejor de ti, y quizá de mí, a través de la confianza. Así que aceptaré un riesgo considerable por prestarme a cooperar y negociar” (Peterson, ‘Más allá del orden’).

Cuando traicionas y no lo reconoces matas la confianza en ti mismo; acumulas resentimientos que te impiden querer bonito y ser amado. Ahora que sales con un amigo que guardo en el corazón, entiendo que fui ingenuo y no valiente; en este momento me siento grato de comprender que para cambiar hay que dejar el pasado, es decir, comer el bolón, encender la moto y devorar la carretera.

 Esta no es una historia personal. Vivimos la pérdida social de la confianza, los políticos traicionan a la gente que representan, los jueces corruptos traicionan a sus familias, a los niños, a los ancianos, a los enfermos, pues la impunidad lo pudre todo. Algunos de los policías que traicionan a quien deben proteger, caen asesinados por sus cómplices; otros son víctimas de su honestidad.

Tengamos el coraje de confiar en los amigos, en el amor por la humanidad como medio de protegernos de los políticos siempre dispuestos a la más baja de las traiciones.