Los Borg y el líder de la CONAIE

Gonzalo Ordóñez

Imagine una nave gigantesca de 3.036 metros en todos sus lados, que alberga entre 90.000 y 200.000 drones. Posee un casco autogenerativo y  un armamento capaz de reconfigurarse, para superar el ataque enemigo. Es la nave de Borg, personajes del universo Star Trek, una civilización de humanoides mecanizados, altamente tecnológicos que asimilan especies alienígenas inyectando nano sondas que se multiplican, como virus, reconstruyendo el organismo e instalando implantes que permiten la fusión mental con el colectivo; en el proceso, son amputadas varias partes del cuerpo y reemplazadas por mecanismos más eficientes.

Si se encuentra con los Borg escuchará algo como esto:

—“Prepárese para su asimilación. Resistirse es inútil, será uno con los Borg”.

Unos minutos después es asimilado, lo que significa que su mente se conecta a la colmena a través de los implantes corticales.

Me encanta el nombre de los miembros del colectivo Borg: Drones. Cuando se mira la vida desde el interior de la nave espacial en forma de cubo, la vida parece maravillosa. Imagine por un momento lo hermoso de librarse del ego, la envidia, los celos, lo que piensa usted lo sabe toda la colmena.

Sus problemas no son si algún juez asqueroso, nauseabundo, en fin, un bodrio de juez va a liberar a otro narco, si no tiene dinero para pagar la tarjeta, si van a venir las medicinas que necesita para no morirse.

Lo que realmente importa es la perfección, que consiste en ser funcional al colectivo con el menor consumo de recursos y los mejores resultados. Si no es productivo, se desconectan, desensamblan y reciclan; como no tiene individualidad el sufrimiento es inexistente.

Sería el sueño de todo pensamiento autoritario por lo general, asociado a la ideologías radicales de izquierda, pues no existe la posibilidad del beneficio de pocos que carece de valor para el Borg, la igualdad en bruto.

Esta maravillosa metáfora explica cómo el pensamiento de grupo puede desindividualizar a las personas, que pasan a pensar como el colectivo. Como lo explica Philip Zimbardo en ‘El efecto Lucifer’: “La línea entre el bien y el mal es permeable, y casi cualquiera puede ser impulsado a cruzarla cuando es presionado por la fuerza de la situación”.

Al igual que el Borg, quien quiere pensar por sí mismo es asimilado por la fuerza de la situación del grupo, que es imponente, sobre la persona.

Me resta decirles que el colectivo no es horizontal. Ningún colectivo lo es. Se necesita un líder que dirija a la colmena; en este caso la reina Borg. Recuerda esa frase de los líderes indígenas tan típica: “tenemos que preguntar a las bases, nosotros no decidimos”. Pues bien, desde la psicología social es una mentira, los drones, perdón quise decir las bases, necesitan un discurso que los unifique y que tome las decisiones.

Cuestionar al liderazgo es absurdo porque es cuestionar a la Reina, que es el colectivo; de todos modos, si un dron decide hacerlo es rápidamente reciclado, las nanosondas  lo vuelven en un cyborg eficiente y normado.

Para los drones, dentro del cubo, las decisiones de la Reina son perfectamente racionales; destruir una civilización es correcto pues la colmena debe preservarse. Para los que buscamos un equilibrio entre el individuo y el colectivo, que estamos fuera del cubo, decisiones como la de Leonidas Iza, por ejemplo, de apoyar el juicio político a la fiscal Diana Salazar, son irracionales.

Lo que sucede es que los no asimilados queremos sumar pensamientos individuales con intereses colectivos, promover los acuerdos contra el crimen organizado y apoyar, en las condiciones de violencia salvaje que vivimos, a la fiscal, que dista mucho de un fiscal anterior, acusado por apropiarse de una casa.

 Un líder radical es, como la reina Borg, autoritario y ciego; pues considera que solo el colectivo sabe lo que le conviene al individuo, no al revés; una civilización basada en decisiones individuales obviamente es un error, los drones no saben lo que es mejor para ellos, se corrompen fácilmente o toman decisiones en contra del colectivo; mientras que la colmena siempre prevalece, aún en la pobreza pero prevalece.