Geminianos de mayo

Pablo Escandón Montenegro

Con dos días de diferencia y casi un siglo de distancia, Chesterton y Sorrentino son dos geminianos a los que hay que regresar constantemente: el primero por su obra literaria y ensayística, y el segundo no solo por sus películas, sino también porque es escritor.

Y es que los geminianos tienen ese don de poder hacer varias cosas a la vez, que al final son una sola: arte y comunicación artística, que no son lo mismo, pero se parecen y confluyen en la comprensión del mundo o en la construcción de uno habitable solo por ellos mismos.

Y es que tanto Chesterton, que nació un 29 de mayo de 1874, es el creador de una narrativa de misterio y enigma, que no compite con la de Conan Doyle ni con Agatha Christie, sino que construye su propio mundo con ese sacerdote lacónico y completamente racional como es el padre Brown.

Sus novelas de enigma y espías como ‘El agente secreto’, ‘El hombre que fue jueves’ y ‘La esfera y la cruz’ son narraciones que van más allá de una propuesta racional de resolución, tienen que ver con la configuración del anarquismo y de la comprensión del mundo bajo un dogma religioso, que luego será desmontado en ‘El Napoleón de Notting Hill’, una de las novelas de humor que no ha sido valorada como se debe.

¿Y Sorrentino? Es un artista completo, pues sus novelas son parte de sus películas, que complementan su visión estética del mundo: ‘La gran belleza’, ‘La mano de Dios’ y ‘Juventud’, son tres de sus obras más cumbres, de las cuales, la última es una novela de su autoría que él mismo la llevó al cine.

En ‘La gran belleza’ tenemos a un divo, a un dandy que vive extremadamente una ciudad bajo su mirada artística y estética, mientras que en ‘La mano de Dios’ vemos una experiencia adolescente en medio de una Nápoles que vibra con la presencia de Maradona. Y en ‘Juventud’, el despliegue de actores consagrados dan vida al relato de un artista que debe presentar una obra a la Reina Isabel. Para Sorrentino, el leitmotiv de su obra es la belleza: la del artista, la de la gente, la de la ciudad, la del fútbol; la de la edad.

Saltar de un formato a otro es propio de los geminianos, de estos seres bifrontes y bipolares. No soy muy de confiar el futuro de una persona al horóscopo, pero hay más formas de conocimiento que las racionales, y los tiempos del nacer, sí definen en algo, no en todo el carácter de una persona y sus aptitudes y habilidades.

Se acaba mayo y es bueno que, así como lo hacen las cadenas de televisión, que recomiendan sus títulos, podamos regresar a las obras de los autores que nos han marcado en cada mes. Mayo es para Chesterton y Sorrentino. Junio, ya veremos…