Sin tiempo para esperar

Fabián Cueva Jiménez

Las elecciones atípicas del domingo anterior dejaron: una población con tranquilidad temporal y hasta con esperanza, y otra, frustrada por una nueva fallida intención de recuperar el poder, tan mal gastado por ellos mismos.

Hay un nuevo presidente y con él, la necesidad de reinterpretar el significado de lo que es el bien común. Unirnos es prioridad para luego exigir las transformaciones que Ecuador requiere. Debe el primer ciudadano del país buscar las formas de lograrlo.

Hemos leído sus ofrecimientos de campaña, obviamente superficiales. Ahora requerimos profundidad para estructurar el tan mentado ‘nuevo proyecto de país’, con liderazgo firme y gente realista, libre de apatía, pasividad, desconocimiento y desinterés. Es tan poco el tiempo y el camino muy difícil, porque no tenemos: paz, salud, justicia y educación.

Muy atentos a lo de educación, leímos sobre temas importantes, pero no trascendentales. Lo último esperamos lo hagan y lleguen a soluciones rápidas, con trabajo en equipo y personas que conozcan sobre aspectos estructurales. Hasta tanto, sólo opinemos e interpretemos:

Incentivar a las universidades para crear centros de investigación y desarrollo. Decisión necesaria para ampliar las fronteras del saber produciendo conocimientos nuevos, bajo una estricta orientación que formen alumnos reflexivos y críticos, ciudadanos pensantes y libres.

Fortalecer la formación continua, con programas de educación no formal dirigidos a la comunidad en general, de duración corta y mediana para actualizar conocimientos y desarrollar destrezas y competencias para su trabajo. En el caso de los maestros, esencial complemento a su formación inicial.

Crear programas centrados en la resolución pacífica de conflictos y respeto a los derechos humanos. Vitales, con tantos problemas de agresividad entre los mismos actores educativos, utilizando métodos e instrumentos de sensibilización y construcción de verdaderas comunidades educativas, con orientaciones para preservar y garantizar: vida digna, progreso social, mediante desarrollo de valores y actitudes, en la familia y en cada centro educativo.

La seguridad digital y la bioseguridad, en una época de vertiginosos cambios tecnológicos, representan la protección de equipos, servidores, dispositivos, y especialmente de la información, fácil de alterarla y manipularla.

Los métodos innovadores de formación e instrucción, de educación técnica y profesional, mediante mejora y desarrollo de competencias, acompañado de capacitación y equipamiento, acorde con las necesidades empresariales.

Incluir programas de emprendimiento, sostenibilidad e innovación para la competitividad y desarrollo económico, no sólo para sectores financieros privados, también para los de economía popular y solidaria: cooperativas, asociaciones, comunidades.

Si la idea es crear un nuevo camino en poco tiempo, hay que sentar las bases para una nueva época, con la única ideología: el bien de todos.

Que la nueva época a transitar sirva, según Platón, para “alegrarnos o entristecernos como es debido, porque en eso consiste la educación”. No tenemos tiempo para esperar.