Para los miedos, valentía

Fabián Cueva Jiménez  

Preocupaciones, sustos, sobrecogimientos sentimos a diario; todos producen daños irreparables con resultados: ira, rabia e impotencia y la necesidad de anteponer valentía.

Para los temas. Maya Angelou, escritora, poeta, profesora y activista estadounidense por los Derechos Humanos: “La valentía es la más importante de todas las virtudes, pues sin ella no se puede practicar ninguna de manera constante”; y de Nelson Mandela: “Aprendí que el coraje no era ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él”; “El valiente no es el que siente miedo sino el que vence ese temor”, frases que nos invitan a meditar sobre hechos de sonada importancia, que dañan a la individualidad y al conglomerado social, provocando reacciones inmediatas. El asesinato a Fernando Villavicencio, periodista y político ecuatoriano dejó heridas profundas, tanto que su ausencia, muy sentida, abrió un panorama de dudas sobre el futuro cercano del país.

Estamos escribiendo hasta la emoción, porque no es regular ni común que alguien con lecciones diarias de honestidad haya desparecido.  Recordamos su lucha permanente, sus enfados y rabias, pero especialmente sus ideales tan prontamente interrumpidos. Lo pensamos como una persona que superó el conformismo asimilando el legado de sus padres y maestros que desarrollaron en él: confianza para afrontar desafíos, resiliencia emocional para encontrar soluciones, reclamo por las injusticias, facilidad para conectarse con los demás y seguridad para alcanzar metas y sueños.

Fue él quien se encargó de recordarnos los graves y grandes perjuicios causados al país, nos contagió del ímpetu para reclamar nuestros derechos y el combatir a los responsables de tantas fechorías.

El triste caso de Fernando, nos hizo evocar a Luis Carlos Galán, también periodista y político colombiano, asesinado igual por mafias de la droga y de la política, que provocó la reacción de todo el pueblo para exigir que su muerte sea encasillado como delito de lesa humanidad y así, mediante la campaña “Es tiempo de valientes” esparcir  su  nombre  con placas, esculturas y monumentos en avenidas, calles, barrios, plazas, colegios, hospitales, fundaciones, museos, por ser un auténtico patriota.

Debemos iniciar igual en Ecuador, reconocimientos públicos al exasambleísta  y excelso ciudadano, con serios rechazos a las autoridades de la ciudad, al alcalde y concejeros que hipócritamente manifestaron no conceder una condecoración porque “privilegiaron hechos y actos que hacen bien a la gente”. Mezquina decisión, política, por supuesto.

Fernando mereció la condecoración “Manuela Cañizares”. Fue un auténtico defensor de los derechos humanos, especialmente de educación y salud, reclamó porque los recursos que desaparecieron pudieron cubrir tantas necesidades que nos faltan hoy y que están en las arcas personales de impúdicos rateros. Dio nombres de los autores y enrostró a sus secuaces los documentos, testimonios de tantos atroces robos.

Villavicencio, dejó los miedos y con su valentía que le costó la vida, nos trasladó a la necesidad de seguir buscando un mejor Ecuador, con honradez, especialmente.