Extrañamos a TAME

La presencia de una línea aérea nacional es fundamental para un país, no solamente porque presta servicio a lugares a los que las aerolíneas netamente comerciales no quieren llegar, pero que indudablemente lo requieren, sino porque ayuda a regular las tarifas de los boletos aéreos, ya que se establece una sana competencia que beneficia a los usuarios.

La desaparición de la aerolínea TAME significó una gran pérdida para las poblaciones de los lugares más alejados del territorio nacional, además de dejar campo abierto para que se cometan excesos por parte de las compañías extranjeras que se adueñan del mercado, establecen tarifas abusivas y usan subterfugios, como la exclusión de la posibilidad de despachar maletas o hasta de ocupar asientos  al gusto de los clientes. Para todo exigen pagos extras, que se suman a los ya exorbitantes cobros a los que someten a los pasajeros.

En el mundo entero se han puesto de moda las aerolíneas de bajo costo, con tarifas realmente bajas. En esos casos se justifican los cobros correspondientes a equipaje y a cambio de asiento, pero en el Ecuador no existen aerolíneas de bajo costo, lo que hace injustificables los incrementos mencionados.

Las autoridades de control deberían prestar atención a lo que está ocurriendo con las compañías aéreas en el país, para evitar un perjuicio a la ciudadanía, sorpresas desagradables a la hora de embarcar y recargos que aparecen como no justificables.

Las compañías privadas tienen un legítimo afán de lucro, pero esto no puede significar que sea desmedido ni que se perjudique a los usuarios de esta manera. Así no va a despuntar el sector turístico, tan importante para el desarrollo del país, para la generación de empleo y para el ingreso de divisas que tanto requerimos.