Esto solo acaba de arrancar

Alejandro Querejeta Barceló

El juicio político, luego del dictamen por mayoría de magistrados de la Corte Constitucional, parece el próximo capítulo del accidentado y controversial Gobierno del presidente Guillermo Lasso, quien ha calificado de “patrañas” las acusaciones en su contra. Para sus proponentes, es la solución a todos los males que a ellos les aquejan, casi como por arte de magia.

Ven en la caída de Lasso la vuelta al mesianismo de antaño, a la posibilidad de que vuelva el líder ahora errante que combata, en un abrir y cerrar de ojos, la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la discriminación, la proliferación del crimen organizado y el miedo a la inseguridad. Los forjadores del juicio político, sin embargo, van a la confrontación mirándose unos a otros con mucha reserva.

Los correístas, por ejemplo, se consideran artífices y dueños de la futura victoria, y a los socialcristianos como ‘compañeros de viaje’ a los cuales hay que mantener a raya. Del resto de los aliados, aunque asoman de vez en cuando en los medios, no hay para qué preocuparse.

Se dice que Lasso prepara su defensa. Sus apariciones públicas, por su energía y argumentación, avalan su decisión de ‘recoger el guante’. Pero las consecuencias de la crisis institucional y política desencadenada son imprevisibles y, desde todo punto de vista, nefastas.

Para los enjuiciadores todo puede terminar siendo ‘un tiro por la culata’. Para el enjuiciado, la oportunidad de develar las motivaciones políticas, morales y económicas ciertas del juicio político. Es decir, quitar las máscaras de unos y otros, para que la ciudadanía pueda verles el rostro.

El enfrentamiento llama a más enfrentamiento, con acusaciones cruzadas bajo el brazo. Con la criminalización o estigmatización del rival se pueden incitar actos de violencia. Evitarlos es responsabilidad de los contendientes. Pero paciencia, que esto solo acaba de arrancar.

[email protected]