Al correísmo no le interesa el orden y la democracia. Más bien le preocupa la versión de la justicia del exterior. Desde ese desorden en el legislativo y en el sistema judicial, esa corriente político-delictiva procura sembrar la discordia, afianzar el terror del narcotráfico y fomentar la inconformidad. Pero, cuando se consolida el delito de conspiración internacional salen a la luz las pruebas del saqueo público, corrupción y las lavanderías de dinero ilegal: un escenario perturbador y vigente.
Por eso no es extraño enterarnos que, para hacer desaparecer la mordaza de la impunidad dentro de una red mafiosa, una jueza de EE.UU. acepte USD 14 millones del excontralor Carlos Pólit. Luego, el diálogo entre diferentes se esfuma porque prima el pragmatismo del líder de una empresa criminal vinculada, entre otros, a Odebrecht, Arroz Verde o al fracaso del Metro de Quito. Él ya podrá defenderse allá en libertad mientras acá convivimos el cinismo del ‘habeas corpus’ a Glas y el sicariato a abogados con clientes complejos. Una injusticia firme, constante e inalterable que depende del artífice de permear toda una cadena delictiva dentro de un narcoestado constituido en acción y mutación. Permanece escopolaminado y adormecido quien no quiere o no puede ver la realidad.
Otro ejemplo son los gastos demenciales de Cancillería en una red mafiosa. En España, de 2015 a 2021, la embajada ofrecía asistencia jurídica y psicosocial hipotecaria a migrantes pero sin justificar ni rendir cuentas. Una pirámide de privilegios que involucra incluso a la organización de izquierda Podemos, clon del correato. El problema está en que nadie devuelve lo robado mientras la Fiscalía española ya prende la mecha de otra lista de saqueadores, esta vez dentro del Municipio de Quito.
Y, ¿por qué sube la temperatura a partir de emociones y no propuestas? ¿Por qué insistir en la pedantería autoritaria de los llamados ‘mellizos’ Correa-Nebot, repetir la inacción morenista y tratar de finalizar, a como dé lugar, un mandato con la conciencia rota y las promesas incumplidas? ¿Por qué crear el mito del cambio de cúpula de militares y policías sin identificar los rostros de los carteles de la droga ni detallar la dinámica del blanqueo de dinero ilegal ni filmar la destrucción de toneladas de droga incautada?
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