Enfrentemos al virus

Rodrigo Contero Peñafiel
Rodrigo Contero Peñafiel

El mundo nunca estuvo preparado bajo ningún aspecto, sea político, económico o social para hacer frente a una catástrofe. Los atentados a las torres gemelas en New York provocaron una oleada de miedo que obligó a Estados Unidos a tomar precauciones a inicios del siglo XXI. La llegada de la pandemia del coronavirus acentuó ese miedo en el mundo, trayendo consigo consecuencias sociales, económicas, sanitarias y culturales cuya magnitud todavía no dimensionamos.

¿Cómo pudo regarse por el mundo un coronavirus proveniente de un murciélago, provocando una epidemia que nunca se pudo detener?, ¿cómo pudo ser posible que viendo lo que pasaba en China no se persuadió a la gente de que venía algo terrible? La pasividad de altos organismos mundiales de salud que no supieron actuar a tiempo para detener una catástrofe de tal magnitud. Científicos, médicos, enfermeras y personal de salud pueden decir con fundamento lo que se nos vino.

Todavía la población no comprende la capacidad infecciosa que tiene una persona para enfermar a otra durante la fase asintomática o que existe gente que nunca sentirá malestar pero tiene plena capacidad de contagiar.

Se dice que el virus que circule dentro de tres o cuatro meses puede ser más benigno que el que circula ahora, siempre y cuando se cumpla con las medidas de bioseguridad y un agresivo plan de vacunación masiva. Hay que tomar conciencia de la magnitud y alcance de la pandemia.

Muchas personas tienen miedos anticipados a lo que todavía no les pasa, pero nadie estuvo preparado para enfrentar una pandemia que ha puesto en nuestras caras el espejo de la muerte, desatando una psicosis colectiva que lleva al confinamiento de la humanidad y tratar de poner a salvo nuestras vidas. A más de la sorpresa es la falta de preparación que ha demostrado la humanidad para hacer frente a las catástrofes.

El Ecuador ha dado muestras de improvisación, desorganización e irresponsabilidad con la adquisición de pruebas PCR de baja sensibilidad y el tratamiento para enfrentar los síntomas de Covid-19 rebasa el presupuesto de una familia.