En tiempos de pausa y transición

Fabián Cueva Jiménez  

Por lo que en el país sucede, pensamos en lo que viene: una pausa inédita, una transición molestosa e incierta y más crisis. Ahora las dudosas “elecciones” van a presentar apurados candidatos, ofreciendo soluciones y reivindicaciones rápidas para poblaciones vulnerables. Lo único seguro, es que en sus arengas no tocarán temas de significado superior: estudio, trabajo, tecnología; es decir, no se referirán a la educación y peor a la educación técnica: 292.408 estudiantes en diversas ramas: servicios, agropecuaria, deportiva, industrial y artística, 1.496 instituciones y 11.112 profesores, todos con características especiales.

Pretendemos en este artículo resumir una lógica de análisis en 3 temas: el informe a la nación del Presidente, experiencias y testimonios de protagonistas directos y conclusiones-pedidos, resultados de diálogos, en una respetable institución de Quito.

Lo primero, durante el último informe a la nación, en el tema educativo, fácil se dijo: “Hemos fortalecido a la Educación Técnica, con el objetivo de que miles de chicos gocen de más y mejores oportunidades apenas se gradúen de bachilleres”, asunto de réplica que lo realizaremos más adelante, sobre la base de un proceso de seguimiento durante 16 años y a 8 ministros de Educación, carentes, de una visión clara de preparar a los jóvenes para el ingreso en el mundo laboral o a la continuación de estudios.

Luego, trasladamos la interpretación de sentimientos y palabras de quienes fueron actores de un proceso con más éxitos que fracasos: “fue el inicio de una formación orientada al conocimiento de la ciencia y la tecnología, permitiéndome a través de mi trabajo, una vida, digna; el mandil, overol y aceite me impulsaron a lograr el poder transformador de un trabajador valiente, ético y listo a seguir preparándome académicamente hasta lograr un desarrollo profesional que permitió dar seguridad a la familia; fue origen de motivación personal, fuente de recursos para vivir dignamente como maestro; forjó en mi al adolescente que ha superado retos profesionales; hizo de mi un ser humano responsable, mecánico industrial amante de las artes; mis sentimientos son de orgullo y gratitud porque me formó para ser responsable, forjador de proyectos nacionales e internacionales,; me permitió acompañando a mi profesión liderar proyectos sociales, deportivos, laborales y políticos”.

Finalmente, resultados de un evento para sensibilizar a las autoridades educativas, escuchar a representantes de la industria y a egresados del bachillerato.

Se concluyó: la Educación Técnica ha perdido su protagonismo, no hay evaluación sobre su efectividad, hay una atomización en los módulos de estudio, no se están alcanzando las competencias que se requieren para ser eficientes trabajadores, abandonan su profesión después de graduados, la preparación dista mucho de las necesidades de las empresas, no hay una política de formación y capacitación docente, el equipamiento es nulo por lo que hay un desfase tecnológico con las empresas,  se cometió el error de  unir en las mismas dependencias al bachillerato general unificado con el técnico, consecuencias totalmente negativas.

Por todo lo anterior, el fortalecimiento es nulo, una mentira política más, y la pregunta viene: ¿podrán en 6 meses o en menos de dos años, cumplir con lo que no han podido en tanto tiempo?

En estos tiempos de pausa y transición, el pesimismo aumenta.