En familia

Rodrigo Santillán Peralbo

Por fin la Fiscalía General del Estado ha decidido procesar al expresidente Lenín Moreno, a dos de sus hermanos y sus dos cuñadas por el caso Sinohydro, por el presunto delito de cohecho por un valor de alrededor de $76 millones, equivalentes al 4% del coste que inicialmente fue de $1.979 millones y que terminaría costando una cifra superior a los $2.245 millones. Moreno ha rechazado las acusaciones, pero generalmente, las obras contratadas por el Estado alcanzan precios superiores cuando concluyen, como si en todo lugar e instante intervendría la corrupción. Sin duda, deben existir excepciones en las que brille la honestidad.

Según la fiscal Salazar, la investigación efectuada desentrañaría toda una estructura de corrupción nacional, interestatal y transnacional que giraría en torno al proyecto Coca Codo Sinclair durante casi diez años iniciados en 2009. Serían años de robo de los dineros del pueblo con inmensas capas sumidas en la pobreza y extrema pobreza.

Es indispensable combatir la corrupción que se habría desarrollado en todos los niveles y estructuras del Estado hasta constituirse en un proceso casi común, tanto que es aceptada por un gran número de personas que están obligadas a realizar algún trámite en donde abundan los ‘tramitadores’ que, con ayuda de funcionarios corruptos, agilitan los procesos, previo pago.

Todas las formas de corrupción son detestables porque son abusos de poder. La corrupción política es despreciable y debería ser combatida por todos los medios posibles, porque ese tipo de corrupción, generalmente, es practicada por altos funcionarios elegidos por el pueblo que, con el ejercicio del poder, se convierten en inmunes amparados por una justicia que, en muchos casos, también es corrupta y, ciertamente, venal.