El “socialcorreísmo”

¿Qué hacen juntos y revueltos el correísmo y el socialcristianismo? Lo mismo que han venido haciendo en los dos periodos legislativos anteriores: votar con el mismo espíritu de cuerpo. Por lo tanto, no es un “pacto” sorpresivo, ahora ya es de frente. Cabe recordar que durante la Revolución Ciudadana aprendieron a convivir: unos, felices en la alcaldía de Guayaquil sin que nadie observe, vigile ni ausculte nada; los otros, manejando el gobierno central con Correa a la cabeza y sin contrapesos. Los dos caudillos aparentaban diferencias, sin embargo, cuando tienen la oportunidad se lanzan “piropos”. Correa había dicho que nadie mejor que Nebot para reemplazar a Lenín Moreno y el líder socialcristiano nunca ha desconocido el liderazgo del “Mashi”. Al fin y al cabo, el populismo no es ideológico, sino muy pragmático.

¿La gobernabilidad que nunca ha tenido el Ecuador puede ser posible si se juntan los ángeles y los demonios en un solo proyecto de país? Tal vez si hubiera un enemigo común como en la guerra, en un contexto de pandemia o en una situación tan desastrosa que deje, sobre todo, a las elites desubicadas. De estos escenarios solo se cumple una condición: el coronavirus. Sin embargo, vemos que es insuficiente, pues las muertes no llegan todavía a conmover a las clases dirigentes de los partidos con capacidad de voz, veto y voto. No obstante, se empieza a observar una sociedad movilizada que empieza a repudiar los pactos de “la regalada gana” en cualquiera de sus versiones. Eso es un síntoma de que la gobernabilidad puede sostenerse en otros sectores y con otros actores.

¿Con quién podría gobernar Lasso? Con los sectores que votaron por él, aunque no haya sido su candidato favorito. Eso significa que debe abrir la cancha y ubicarse de mejor manera en los sectores que pueden dotarlo de oxígeno con propuestas y respaldo efectivo. El presidente dijo en su posesión que la sociedad civil puede ser su sostén; entonces, haga uso inmediatamente de ese recurso y verá que sus victorias serán sucesivas y consolidadas. La desconfianza en los partidos todavía es muy alta. Un paso en falso y chao.