El poder de la obediencia

Rodrigo Contero Peñafiel

La historia política de nuestro país nos recuerda la experiencia de haber vivido en un estado de autonomía y otro de obediencia. En el primero, uno es responsable de sus propios actos y se siente libre de realizarlos; en el segundo, las personas se convirtieron en parte de una estructura, donde la jerarquía y las figuras autoritarias disponían sus acciones. Quienes han desobedecido viven con miedo; muchos políticos lo saben y lo viven hasta el presente porque perdieron la voluntad de ser libres y responsables de sus propias acciones.

La obediencia enfrenta a la gente a situaciones en las que tienen que decidir si están a favor de la condición que le imponen o hacer valer su autonomía, dignidad y moralidad. La concepción psicológica y el conflicto de someterse a dirigentes, políticos y dictadores que controlan su mente, su conducta y su moral para la consecución de objetivos concretos y absolutistas han cambiado el rumbo sus vidas, convirtiéndoles en prontuariados, prófugos o ‘víctimas’ de sus propios errores. Hoy, viven ocultos, disfrutando de los bienes mal habidos con los que compran a la ‘justicia’ para victimizarse como perseguidos políticos.

Las supuestas víctimas, sin criterios ni razonamientos, siempre tienen que estar influenciadas por los ‘jefes eternos’ para no caer en la desobediencia, porque las consecuencias de no hacerlo suelen ser devastadoras; y, donde su integridad mental, física y social se encuentra seriamente amenazada. Los valores personales son muy diversos, los rasgos de personalidad, la historia individual, la educación y las experiencias de aprendizaje, permiten desarrollar un sistema de valores que ayudan a pensar en el futuro personal y familiar; pero no todos los políticos tienen desarrollada esa capacidad y son presa fácil de la sumisión a la ‘autoridad’.

Para ser conscientes del mundo donde se vive, las diferencias individuales juegan un papel importante. El análisis de cada persona le ubica en su conciencia. Si alguien desobedece lo hace porque tiene miedo dentro de un régimen autoritario donde las garantías no existen, pues están controladas para hacer lo que se dispone y poder sobrevivir. Su voto decide.