El lobista

Eduardo F. Naranjo C.

Petróleo, yacimientos minerales e hidroelectricidad son el manjar deseado por los codiciosos capitales. Su estrategia es buscar lacayos en cada lugar del planeta, donde llevan a cabo explotaciones y como “inversores” se llevan el 90  por ciento de la riqueza y el saldo quizá queda para el país concesionario o “víctima”.

Esta siempre fue una eficiente forma de enriquecerse. Cualquiera sin ética ni conocimiento pero ‘hábil de lengua’ se convierte  en ‘lobista’ o ‘influencer’, apoyado por líneas mediáticas llamadas ‘democráticas’.

 La farsa y la mentira son comunes en nuestra historia. Los más débiles pagan y los otros ríen y disfrutan con depósitos en paraísos fiscales, bajo el amparo de leyes creadas para la impunidad, en tanto las masas crédulas engañadas masivamente no tienen a quien recurrir por justicia.

Los rostros se repiten, los mismos van y vuelven, otros hasta escriben libros buscando justificarse ante la historia, en tanto los giles pagan la factura. Así seguirá el carnaval político hasta el final de los tiempos, si de milagro la sociedad no toma conciencia de su realidad.

Acaba de ascender al codiciado puesto de Ministro de Energía un lobista conocido por sus engaños, al cual citan una cuenta en paraíso fiscal que la justifica serenamente, ¿para qué sirven esas cuentas a más de evadir impuestos y recibir depósitos por buenos servicios?.

Este funcionario dijo alguna vez que Texaco no produjo ningún daño ambiental, pero tal afirmación fue negada cuando Duran Ballén tranzó y la compañía aceptó el daño e hizo una parcial limpieza que no concluyó y dejó botando un equipo de recuperación de crudo contaminado que, Petroecuador reparó y continuó limpiando numerosas piscinas de crudo que dañaron buena parte del norte Amazónico. País que no recuerda su historia tiene la maldición de repetir  errores (tragedias).