Hipótesis

Eduardo F. Naranjo C.

Asumiendo que información implica coherencia entre significante y significado, probablemente estaremos cerca a una “verdad” posible y aceptable.

La poderosa secta del Opus Dei hoy debe tener mucho más información sobre el funcionamiento y secretos del Estado ecuatoriano y sus instituciones, como de sus procedimientos y estrategias. Ellos tienen un nivel similar a la CIA y, como uno de sus altos miembros, Guillermo Lasso, estuvo al mando, de seguro facilitó la infiltración, que de hecho ocurrió, con algunos altos funcionarios de ese grupo actuando como ministros y más jerarquías.

Esto quizá explicaría cómo fue a dar de vicepresidenta la señora Verónica Abad, que en sus primeros momentos de campaña expresó ideas definidas claramente como radicales, que hicieron que Daniel Noboa y su grupo se alertaran sobre su extraña presencia en el gobierno, lo que determinó su “exilio”.

Los supuestos desmanes del Presidente en Madrid, publicados por un pequeño periódico de la ultraderecha española, que de paso se está moviendo por el continente, hacen sospechar de una red de venganza, que a la vez rebotó en la denuncia contra el hijo de la vicepresidenta, que presuntamente mangoneaba hasta con la abuela en esa institución, construyendo presuntas tramas de corrupción que hoy se dilucidan en Fiscalía.

Estos eventos muestran un escenario nada confiable en la estructura política y del sistema gubernamental. Se reiteran formas de alcanzar el botín y hacerse ricos a costa de los bienes de todos, aprovechando la ingenuidad del elector que no pierde esperanza de alcanzar un mundo mejor. Hechos atestiguan la creación y asignación de  puestos burocráticos a cambio de entregar parte del salario como gratificación, lo que parece habitual —se han denunciado casos similares—. Además  permite infiltrar en el gobierno espías y delatores al servicio de poderes ocultos, como el  mencionado, que marcan el paso a bloquear nuestra incipiente y tortuosa democracia.