Ecuador, tierra de mujeres fuertes

Cuando era pequeña, “mujer” y “fortaleza” eran palabras que no necesariamente iban juntas. Crecí rodeada de cuentos de princesas rescatadas, de muñecas de princesas y hasta de historias de princesas en la vida real: la princesa Diana y toda la realeza mediática. El estereotipo femenino que se buscaba proyectar era el mismo: vulnerabilidad, delicadeza, dependencia y complacencia; “fortaleza” se limitaba a ser un sinónimo de hombría.

Hoy las imágenes que vemos son otras. Hoy podemos decir con orgullo que las mujeres más fuertes del mundo son ecuatorianas. Hoy en el imaginario social de nuestro país los conceptos de “mujer” y “fortaleza” pueden ir juntos, están juntos, y esto abre muchísimas puertas. Es imposible no pensar en todas las niñas que al ver estos logros seguirán el camino de la fortaleza que representa desafiar los estereotipos de género y perseguir los sueños a pesar de estos, aportando a la construcción de un país donde el género no represente cualidades o habilidades específicas y, por lo tanto, no defina lo que podamos o queramos hacer.

Las puertas se abren no solo para el futuro, sino también para el pasado. Ecuador es y siempre ha sido tierra de mujeres fuertes. Sin embargo, muy pocas veces nos han contado esa historia. Nos han regalado la oportunidad de pensar en las veces en que las mujeres ecuatorianas fueron limitadas o en que, incluso alcanzando logros, estos fueron invisibilizados. Y es que es fácil percatarse de la existencia de tantas mujeres ecuatorianas que aportaron en la historia de nuestro país, de las que muy poco se habla y cuyo legado se ha ido perdiendo.

Que este sea un inicio para seguir reconociendo y celebrando a la mujer ecuatoriana, su fortaleza y sus logros. Y a Neisi, Tamara, Angie, Alexandra y Seledina, muchas gracias por construir este camino de oportunidades para todas; camino que sin duda alguna es más amplio que lo deportivo y que redefine lo que significa ser mujer en nuestro país.